Alrededor de 600 agentes de control de tránsito dependientes del gobierno de la ciudad de Buenos Aires comenzarán hoy su tarea en las calles porteñas. Unos 160, en 40 brigadas, se desplegarán en esquinas críticas extraídas de un “mapa de riesgo” de toda la ciudad, mientras que los restantes recorrerán los barrios y estarán atentos a problemas vehiculares graves. Según explicó a Página/12 el director de Seguridad Vial porteño, Pablo Martínez Carignano, estarán facultados para labrar infracciones y, con la ayuda de policías federales, detener instantáneamente a los automovilistas, taxistas y colectiveros que cometan faltas graves, como cruzar en rojo. Los nuevos “zorros grises” –muchos de ellos, antiguos miembros de lo que fue la Guardia Urbana– actuarán las 24 horas e informarán sobre las infracciones de transportes públicos a la Policía Federal y a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). “Aunque pasen miles de autos por avenida Entre Ríos un lunes a la tarde y 20 autos por Lugones un domingo a la madrugada, quiero controles vehiculares en los dos lugares”, sentenció Martínez Carignano. Y por allí andarán, de pantalón negro y camisa blanca.

Las 40 brigadas, de cuatro agentes cada una, funcionarán con un “sistema de postas”. En la primera fase, dos comprobarán las faltas cometidas, y unas cuadras más adelante, otros dos y un policía federal –que acompañará sus primeras incursiones– podrán detener a los infractores. La tríada se completa con funcionarios de la CNRT, que al fin de cada jornada recibirán un informe sobre los colectivos a los que se les labren actas. Luego, la CNRT podrá disponer que los choferes que crucen en rojo sean sometidos a un nuevo examen psicofísico antes de que se los deje volver a conducir. “Se informará qué colectivos se detuvieron, por qué infracciones y qué chofer conducía –explicó Martínez Carignano–. Y habrá una responsabilidad personal (la del conductor) y una solidaria en lo económico (para la empresa). Si el chofer no paga, la empresa se deberá hacer cargo.”

El funcionario explicó a este diario que los agentes “van a estar identificados con el logo de la ciudad y, aunque en unos meses la Policía Federal dejará de acompañarlos, están capacitados para hacerse respetar”. Aclaró que “no portarán armas, ni perseguirán a los infractores en corridas por la ciudad”, sino que elevarán denuncias de escapistas a la Federal. “Hay situaciones en las que no se puede parar un colectivo o que algún conductor huya. En esos casos, se consignará ‘línea tal, interno tal, chapa tanto’, o el número de patente del coche”, y se elevarán esos datos al Tribunal de Faltas. Las actas apuntarán, siempre que se pueda parar al infractor para identificarlo, al conductor efectivo. Caso contrario, la multa será contra el titular del vehículo, que deberá comparecer e identificar al conductor, si no fue él el infractor.

La capacitación de este nuevo tipo de “zorro gris” corrió por parte de la Federal y de expertos de la CNRT, que instruyeron y ayudaron a preseleccionarlos. “Un agente falto de carácter, que no sepa ser educado, que no conozca las calles o de cuya honestidad se dude, no nos sirve”, dijo Martínez Carignano. Los elegidos trabajarán en base a un “mapa de riesgo”, durante las 24 horas y todos los días, y quienes no sean parte de brigadas harán recorridas para detectar infracciones de estacionamiento. Otros serán convocados en problemas específicos, ya que “todos están capacitados para cualquier tarea relacionada con el tránsito, incluso para ayudar (a la policía) a dirigirlo”. Llegado el caso, devolverían gentilezas a los federales que durante estos primeros meses acompañarán y, sobre todo, harán que se respete a los nuevos controladores del tránsito porteño.

“Además habrá brigadas de control en camioneta, controles de velocidad, alcoholemia y estacionamiento”, agregó Martínez Carignano. Al menos en principio, los controles se concentrarán entre las 10 y las 20, pero igualmente habrá agentes en actividad las 24 horas, sobre todo en zonas críticas como Constitución, Belgrano, Flores o el microcentro. “Nuestra intención es que el control apunte a atacar el riesgo existente y no a hacer cantidades de infracciones”, sostuvo el director de Seguridad Vial porteño.