SOCIEDAD › EL MINISTRO PORTEÑO DE ESPACIO PUBLICO DEFIENDE A MACRI
› Por Werner Pertot
“El desalojo no era contra los cartoneros, sino contra el material inflamable”, sostiene el ministro de Espacio Público y Medio Ambiente, Juan Pablo Piccardo, en diálogo con Página/12. El funcionario que dio la orden del desalojo insiste en que no le dieron alternativa y asegura que el gobierno de Mauricio Macri “no tiene nada contra los cartoneros”.
–¿Por qué dijeron que existió una orden judicial, si no la hubo?
–Hubo un oficio de la fiscal a la policía para que verifique si había una contravención. Se verificó la contravención, y el Ministerio de Espacio Público, a través de una resolución firmada por mí, determinó que había una situación de altísimo riesgo por cuestión de higiene, de menores y por la existencia de material inflamable, que era peligroso para ellos.
–¿Usted estaba presente cuando fue el operativo?
–No, yo llegué cuando se estaba limpiando todo. Solo quedaban algunas personas detrás del alambrado.
–¿Por qué dijo, entonces, que fue un “operativo impecable”?
–Lo vi por Crónica y lo que se veía es que los policías, por una cuestión de seguridad, corrieron a las personas revoltosas. El desalojo no era contra los cartoneros, sino contra el material peligroso.
–Pero eso implicaba también que se fueran los cartoneros.
–No, salvo los que fueron detenidos al resto no se le hizo nada. No se accionó físicamente contra ellos.
–¿Era necesario tirar sus pertenencias, su ropa y los cartones que recolectaban en camiones de basura y compactarlos frente a sus ojos?
–Ahí había de todo: papel, cartón, basura, de todo. En estos casos, la Guardia de Auxilio tiene instrucción de decomisar el material. Está decomisado, pero lo pueden recuperar.
–Si lo compactaron, va a ser difícil que lo recuperen...
–No sé si la ropa se tiró en el tacho de basura. Había sillones y cosas que se ponían arriba de un camión y se llevaban. Eso quedó a disposición.
–¿La política de Macri va a ser el desalojo?
–-Tenemos una posición de no negociar el espacio público, pero con otras plazas hemos conversado. Y con ellos dialogamos como treinta veces. Tenían una posición muy extrema, muy radicalizada y la única opción que nos daban era poner el tren blanco, lo que no está a nuestro alcance. Pero el mecanismo que utilizamos es el de la conversación.
–Pero, en este caso, no lo resolvieron con conversar.
–Desgraciadamente, no. Pero el enfoque y la actitud de solución nuestra desde siempre es conversar e intentar el diálogo. No tenemos nada contra su trabajo, ni contra ellos. Vivir en la calle, con chicos, no era una buena solución. Nos han presionado mucho los vecinos para que los saquemos y les dijimos que no, que íbamos a dialogar.
–¿Puede haber otros desalojos?
–En todos los casos, vamos a intentar todas las instancias posibles para aportar una solución que nos sirva a todo. El desalojo no sirve, porque tampoco ellos hoy tienen resuelto su problema.
–¿Qué opina de aquella frase de Macri de que al cartonero hay que meterlo preso porque le roba la basura al vecino?
–Nuestra visión de resolución del tema es ordenar al cartonero para que haga su trabajo. De ninguna manera queremos eliminarlo, porque tiene un valor económico, social y ambiental.
–Sin embargo, ustedes calculan que les darán trabajo en los centros verdes a menos de la mitad de los cartoneros. ¿Qué pasará con el resto?
–La sociedad tiene que emplear a los cartoneros que quedaron marginados desde la crisis de 2001. No significa meterles un parche, sino reconvertirlos, capacitarlos y darles una vida distinta. Hay que darles trabajo en centros de reciclado, pero también en construcción y en gastronomía. Es una deuda de la sociedad en su conjunto –tanto de la ciudad, como de la Nación y la provincia– con los cartoneros.
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