Cartoneros, organizaciones sociales y de derechos humanos protestaron ayer frente al gobierno porteño por la represión del viernes. Acuerdo provisorio para la venta del papel.
Organizaciones sociales, cooperativas y familias cartoneras marcharon ayer para reclamar la restitución del Tren Blanco y repudiar el violento desalojo sufrido el último viernes por los cartoneros que vivían en un campamento en Barrancas de Belgrano. Además, pidieron que sean liberados los dos cartoneros que permanecen detenidos desde ese día en la comisaría 33ª de Belgrano, por una presunta “resistencia a la autoridad”. En simultáneo, la Defensoría del Pueblo porteño denunció ayer en la Justicia a esa seccional por “abuso de autoridad”. Tras la marcha, el gobierno porteño convocó a los cartoneros a una negociación, de la que surgió un principio de acuerdo por el cual venderán lo recolectado a una cooperativa de reciclaje de la Villa 31 de Retiro, hasta que reestablezcan el servicio del Tren Blanco, explicó el delegado cartonero Marcelo Sosa.
La marcha había sido anunciada el lunes, luego de que los cartoneros reprimidos el viernes en Belgrano presentaron a la Defensoría del Pueblo de la ciudad denuncias en contra del comisario Víctor Fensore, a cargo del operativo, y contra el ministro de Ambiente y Espacio porteño, Juan Pablo Piccardo, y su jefe de Gabinete, Rodrigo Simón. Ayer, la ombudsman porteña Alicia Pierini llevó esas denuncias al ámbito penal. Mientras tanto, en Avenida de Mayo y Chacabuco, organizaciones sociales de la ciudad y el conurbano, cooperativas cartoneras, Madres de Plaza de Mayo y familias de “recuperadores” comenzaban a reclamar.
Marina Lescano, enardecida “sobreviviente de la represión” del viernes, agradecía a todos los que acompañaban la manifestación. Entre ellos, a la Madre de Plaza de Mayo Mirta Garballo, que se acercó para “repudiar la golpiza” y apoyar la denuncia de que “a los cartoneros no sólo no les dan trabajo sino que no les dejan hacer lo que pueden para sobrevivir”.
Sus palabras llegaban al grupo de asociaciones de inquilinos y movimientos de tierra y vivienda que marcharon también ayer, pero en reclamo de “una vivienda digna ya” para todos los desalojados. Sandra Espinoza, presidenta de la cooperativa Los Pibes, explicó que muchas de esas organizaciones “se sumaron al repudio a la represión y apoyaron los reclamos” de los cartoneros. A diez metros de Espinoza, se encolumnaba la Coordinadora de Inquilinos de Buenos Aires (CIBA). Carlos Blum, de CIBA, consideró que “el gobierno porteño está negando el derecho de la gente pobre a transitar y vivir en la ciudad de Buenos Aires”.
Una hora y media después de la hora prevista, la columna comenzó a marchar hacia Casa Rosada, que estaba vigilada por filas de policías federales preparados con lanzagranadas de humo, bastones y escudos, y apostados tras las vallas de contención. “¿Qué, piensan reprimir de nuevo?”, consultó el Tano. Y en respuesta, se puso a bailar una cumbia compuesta por él, con una letra inspirada en “el gobierno elitista de Macri”. Las palmas y bombos en negra marcaron el tempo de los golpes contra las vallas, pero enseguida un cartonero apaciguó a sus compañeros y siguieron camino. Ya los habían escuchado en el primer destino pautado, la Secretaría de Transporte de la Nación, en el Palacio de Hacienda.
Tras permanecer 15 minutos allí, partieron hacia la Legislatura porteña, pero no pudieron acercarse a más de 40 metros por el vallado policial. Lo mismo en el Ministerio de Espacio Público. Aunque algunas voces hablaron de un “caos vehicular en el centro porteño”, lo cierto es que las únicas calles cortadas fueron Avenida de Mayo y Diagonal Norte, en sus primeros 200 metros. Los automovilistas que circulaban por la avenida 9 de Julio sólo se retrasaron un semáforo cuando la columna atravesó esa avenida.
De la movilización participaron, además, organizaciones de derechos humanos y movimientos de desocupados. Desde el MTD-Lanús se plegaron al reclamo de los ex usuarios del Tren Blanco: “Los camiones no dan abasto y así no se puede trabajar. Los gobiernos de Macri y Cristina de Kirchner nos siguen golpeando y no nos dejan laburar”, denunció un referente.
Luego de la marcha, el gobierno porteño convocó a los cartoneros para buscar la forma de resolver “el problema de los campamentos” en la ciudad. Según Marcelo Sosa, delegado de los recuperadores de Barrancas de Belgrano, habrían acordado con el ministro de Espacio Público, Juan Pablo Piccardo, que hasta tanto se restablezca el Tren Blanco, los cartoneros venderán el fruto de su trabajo a una cooperativa de reciclaje que funciona en la Villa 31 bis y luego se irán a sus casas.
Afuera del edificio, algunos de los cartoneros más chicos corrieron hasta las camionetas cargadas de carros que esperaban estacionadas.
–¿Van a seguir marchando?
–No sé, pero yo me tengo que ir a trabajar –contestó el nene, de 12 años, que minutos antes se había dado un chapuzón en la fuente de Plaza de Mayo.
Informe: Luis Paz.
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