“Así como en la vida real un amigo tiene otro al que te presenta, quien ve el fotolog de tu amigo ve el tuyo y entra. Después un amigo de ese amigo de segundo grado te ve en los links de ese otro y entra –explica el sociólogo Sergio Balardini–. La red se profundiza de la misma forma que en la vida real. No hay que tener temores especiales en ese sentido, sino que los padres deben tener los mismo reparos que en el día a día. Fuera del fotolog, los chicos son distintos de los adultos, tienen códigos, prácticas, formas distintas de tener contacto. No es un producto de lo virtual ni se reduce a ello.”

–El concepto de “contacto” es clave para entender este fenómeno.

–Más bien, la ilusión de estar siempre en contacto, de ser parte todo el tiempo. Es tener mayor visibilidad. Y mayor visibilidad equivale a más popularidad. Y también responde a conseguir mayores seguridades en el marco de un proceso de construcción de la identidad.

–¿De una identidad virtual o de una identidad, digamos, integral?

–El fotolog es un submundo dentro del nuestro. Es un campo de formación de la misma identidad, tanto como lo son la vida y las experiencias reales.

–¿Y qué experiencias están en juego en esta virtualidad?

–Desde otro lugar, las mismas que en el mundo físico: las que establecen posiciones, las que inculcan valores. Muchas veces se juzga a lo virtual por el mero hecho de ser virtual y los adultos en ese sentido somos muy tecnófobos y nos horrorizamos cuando nos enteramos de un abuso por Internet, pero en realidad no reparamos en que el abusador es real, es del mundo.

–¿Cómo deberían incorporarse los adultos?

–Los adultos tenemos responsabildades respecto de niños y adolescentes “en general” y también en campos “en particular”. Debemos ajustarnos a los nuevos, aprender, acompañar, cuidar. Lo único malo es la prohibición.