Sáb 12.04.2008

SOCIEDAD • SUBNOTA  › OPINIóN

¿Es para tanto?

› Por José Machain *

Reacciones preocupantes se observan ante la sanción por parte de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de la ley que regula la aplicación del derecho de admisión en colegios privados. En distintos medios radiales, gráficos y digitales, se escuchan y leen expresiones y declaraciones que lindan con criterios intolerantes y discriminatorios. Tales son las calificaciones en las que han caído varios opinadores: “chicos indeseables”, “inadaptados”, “chicos problemáticos”, “homosexuales”, “deudores de cuotas”, “chicos con conductas típicas de familias mal constituidas”, entre innumerables comentarios emergentes del criterio de la no aceptación del otro que no se parezca a mí.

Lo puesto en debate con esta ley, consensuada entre el diputado opositor Pablo Failde y la oficialista Victoria Morales Gorleri, no avanza contra el derecho de admisión en la educación de gestión privada (cuestión central que debiera debatirse en profundidad, por tratarse, la educación, de un servicio publico, aunque sea de Gestión Privada. Pero eso es otro tema)

La ley aprobada en la ciudad obliga a las escuelas que decidan decir NO a la rematriculación o matriculación de un estudiante, a que deban dar motivos fundados en causas razonables, y además lo deben hacer por escrito. De esta forma se pretende evitar el ejercicio abusivo del derecho de admisión que han venido realizando algunos institutos educativos de gestión privada.

De esta forma, las escuelas, deberán asumir la responsabilidad por las razones que quieran esgrimir para decir NO. Y no ampararse, meramente, en el derecho de admisión.

Quien tenga razones que no contradigan ni la Constitución Nacional ni la Constitución de la ciudad para negar matriculación o rematriculación, no debiera tener ningún inconveniente en hacerlo manifiesto y tampoco en ponerlo por escrito.

Por el contrario, si existen aquellos a quienes les incomoda tener que explicar las razones por las que rechaza a un chico/a; es precisamente porque en realidad sus motivos deben lindar con algún tipo de discriminación. Y sobre esta cuestión, ya existen normativas vigentes que harán que la institución que recaiga en ello, sea merecedora de las sanciones correspondientes. Porque debieran saber que no se puede violar la Constitución.

No se debiera pensar la educación en tanto guetos definidos por criterios, que en definitiva expresen un “nosotros” y un “ellos”.

Si se persiste en modos de vida donde prime ese “nosotros vs. ellos” (“negritos vs. blanquitos”, “gente vs. piqueteros”, etc.), luego no nos sorprendamos de los casos de violencia escolar que se puedan dar. ¿O creen que con esos criterios de vida, los chicos/as no lo ven y no lo asimilan como “modelo” de conducta?

Las prácticas cotidianas de todos nosotros, es lo que verdaderamente legamos a nuestros hijos/as.

* Consejero del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes Ciudad Autónoma de Buenos Aires

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