La potente y nueva erupción del volcán Chaitén, en el sur de Chile, forzó la evacuación inmediata de las últimas personas que permanecían en el poblado del mismo nombre. Del lugar fueron evacuados los últimos 400 civiles y sólo quedaban unos cincuenta efectivos policiales y de la Armada, junto con un grupo de periodistas y fotógrafos, que pronto iban a ser retirados de allí. Más allá de las cenizas que seguían cayendo, el principal temor es una eventual erupción de lava.

Por la tarde se escucharon fuertes detonaciones. El alerta máxima en Chaitén fue decretada pasadas las 8.45 hora local, cuando se reportó un incremento de cenizas y material piroclástico (flujo compuesto en su mayoría por gases) del volcán, que se activó el viernes.

La orden oficial fue evacuar a todas las personas en la comuna de Chaitén en un perímetro de 30 kilómetros, dijo el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma. “Esta medida de carácter preventivo se debe a las características del proceso eruptivo del volcán Chaitén y a su comportamiento errático e impredecible”, explicó el ministro.

Más tarde, tras participar de un comité de emergencias citado por la presidenta Michelle Bachelet, Pérez Yoma anunció que el ministro de Defensa, José Goñi, se dedicará exclusivamente a la catástrofe. “El volcán está explosionando de manera muy fuerte”, dijo Bachelet.

La evacuación total de Chaitén, ubicada en una zona de difícil acceso, a unos 1300 kilómetros al sur de Santiago, se concretó en unas tres horas. El fin de semana, el poblado había sido evacuado por precaución casi en su totalidad, con el desplazamiento de unas 4000 personas. Los evacuados salieron del lugar por vía marítima en dos buques de la Marina chilena y otras embarcaciones. Todo el proceso se realizó de forma ordenada, aunque algunos vecinos se negaron inicialmente a dejar sus hogares.