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Un regreso doloroso
Anoche se disponían a partir desde Trelew los dos aviones dispuestos por la Fuerza Aérea Argentina para trasladar hasta el aeródromo de El Palomar a víctimas, sobrevivientes y familiares.
Los familiares habían llegado pasadas las 21 al aeropuerto de Trelew, donde los aguardaba la tarea de reconocer los cuerpos de los siete niños muertos en las aguas del río Chubut. Fueron recibidos y atendidos por dos psicólogos especialistas en la atención de víctimas de catástrofes, que habían viajado desde Buenos Aires. Habían viajado en un avión Hércules C130 de la Fuerza Aérea, que permaneció en el aeropuerto de Trelew a la espera de los niños y maestras sobrevivientes.
Los niños, en estado de shock, habían sido trasladados a un albergue en la localidad de Gaiman, y el gobierno provincial había dispuesto un equipo de psicólogos para recibirlos. Entretanto, desde Comodoro Rivadavia fue enviado un Fokker F-27, en el cual se preveía el traslado de los cadáveres y los familiares de las víctimas.
En la tarde había llegado la titular del Ministerio de Educación, Graciela Giannettasio, en un avión de siete plazas, junto con el titular de la Dirección de Escuelas bonaerense, Mario Oporto, y la ministra de Educación de Chubut, Graciela Albertella, quien ocasionalmente se hallaba en la Capital Federal. También viajaban los dos psicólogos bonaerenses, que dependen de la Dirección de Escuelas. La intendencia de Merlo había dispuesto vehículos para trasladar desde El Palomar a víctimas y familiares.
A las diez de la noche, los sobrevivientes todavía estaban en Gaiman. Con los cuerpos ya se habían completado las tramitaciones requeridas y el Fokker estaba listo para su traslado. “Procuramos evitar que los dos aviones puedan llegar juntos, para que los chicos sobrevivientes no presencien la llegada de los féretros de sus compañeritos”, dijo a este diario uno de los encargados del operativo.
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