SOCIEDAD
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Quién pasa el dato
› Por Raúl Kollmann
La víctima está en poder de los secuestradores. En silencio, la familia negocia con los delincuentes, aunque asesorada por especialistas policiales. De golpe, la noticia se filtra a un medio de comunicación, los móviles se instalan en la puerta de la casa de la víctima, la televisión y la radio cubren el evento minuto a minuto, las 24 horas del día.
La víctima sigue en poder de los secuestradores. Las negociaciones se complican, la banda podría entrar en pánico y, por qué no, puede decidir que el asunto se volvió demasiado peligroso. Matan al secuestrado, mientras los periodistas siguen en la puerta de la casa.
Cuando secuestraron a Juan Pablo Anseschi, el chico de Ramos Mejía, la policía tuvo que conseguir una escalera muy alta, entrarla en la casa de un vecino, sacar al padre del chico por los fondos, porque el hombre debía ir a pagar el rescate y era la única forma de escapar a los medios. Los secuestradores sólo lo aceptaban a él como pagador, ya que cualquier otro podría ser un policía disfrazado.
Preguntas:
¿Quién filtra el dato de que hay una persona secuestrada con nombre y apellido?
Respuesta increíble: hombres de la Federal les filtran a periodistas conocidos que del otro lado de la General Paz hay un secuestro que la Bonaerense está tratando de resolver.
Segunda respuesta increíble: hombres de la Bonaerense les filtran a periodistas conocidos que en Capital hay un secuestro en curso.
Cada fuerza trata de arruinarle el trabajo a la otra y se cruzan acusaciones: “Hay policías bonaerenses metidos en casi todos los secuestros”, tiran desde la Federal; “en la Capital hacen pasar por robos a una parte de los secuestros para bajar las estadísticas y que no se vea que en territorio porteño se dan más secuestros que acá”, disparan los bonaerenses. Las dos fuerzas se quieren quedar con el negocio antisecuestros, lo que significa presupuesto y poder.
Hasta que no se terminen las internas, el periodismo se maneje de otra forma en estos casos y los policías actúen con seriedad, técnica y formación, la vida de los secuestrados seguirá sin valer nada.
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