Jue 26.09.2002

SOCIEDAD • SUBNOTA  › TODAS LAS DUDAS QUE AUN QUEDAN EN TORNO DEL CASO

Las sombras de la masacre

› Por Horacio Cecchi

Entre la multitud de sombras que aún sobrevuelan la masacre de Villa Ramallo, tres llaman la atención y convergen sobre la conexión policial. La primera tiene que ver con dos convidados a la mesa de los sospechosos: el comisario Juan Carlos Maldonado y el oficial Rubén Paulini, señalados por Carlos Martínez como organizadores. El testimonio de Martínez durante el juicio más que alumbrar echó por tierra una investigación secreta iniciada a principios del año pasado. La segunda: el extraño suicidio de Martín Saldaña en una celda de Villa Ramallo. Saldaña era el vínculo entre ladrones y policías. Un mes después de la masacre, Página/12 reveló las sobrehumanas peripecias de Saldaña para suicidarse. El último punto oscuro tiene que ver con la gestación del golpe: jefes de departamentales declararon a la Justicia que en la reunión de la cúpula policial, 15 días antes del asalto, se habló de dar un golpe que cambiase la demolida imagen de la Bonaerense.
El comisario Juan Carlos Maldonado se mantuvo durante años al frente de las comisarías 1ª y 3ª de San Nicolás, cargo que ocupaba en la época en que ocurrió el asalto al Banco Nación. Días después del golpe, sus superiores decidieron que cambiara de aires y lo enviaron a la Departamental de Azul. Su nombre era desconocido para el público hasta que el 18 de setiembre pasado Carlos Sebastián Martínez lo señaló junto al oficial inspector Paulini como organizadores del golpe, y a Maldonado como responsable de la entrega del handy, el eslabón perdido del caso.
Maldonado ya era un viejo conocido en la causa 1263. Fue imputado por falso testimonio: había declarado que estuvo de civil “colaborando sin armas” con la policía durante el sitio al Banco Nación. Pero en las imágenes digitalizadas aparecía con un fusil Mauser. Maldonado conocía a Saldaña porque lo había detenido por robo. En enero del año pasado, un testigo de identidad reservada aportó datos que lo señalaban como organizador del golpe. Al hacer públicos esos detalles, Martínez obligó a abortar la investigación. Maldonado y el “Canario” Paulini pasaron a otra causa para no detener el avance de la 1263.
Un curioso error de Martínez señaló al “Canario” como Miguel Angel Paulini, también policía y que nada tuvo que ver en el golpe. Su hermano Rubén es en realidad el “Canario”, oficial inspector en Pergamino, y ahora de Infantería. Desde que Martínez habló el “Canario” voló con destino incierto.
Respecto a Tito Saldaña, un mes después de la masacre, Página/12 publicó sus esfuerzos por suicidarse, incluyendo el golpe en la cabeza que, según los peritos, no lo recibió durante el tiroteo ni figuraba en la inspección médica previa a su alojamiento en la 2ª de Ramallo. Este diario también informó que quien lo custodió desde las 4 de la madrugada hasta las 8, fue el mismísimo ex cabo Aldo Cabral, ahora condenado. “Que tengas suerte”, le dijo en saludo mafioso al entregarlo, según consta en la causa que investiga la muerte de Saldaña. Las pericias de Gendarmería confirmaron la posibilidad de que el preso haya recibido una ayudita para sujetar el cordón que lo ahorcó a una altura a la que él no podía acceder por sí solo.
El tercer punto también vuelve las miradas sobre la Bonaerense: quince días antes del golpe, el ex ministro de Seguridad provincial Osvaldo Lorenzo convocó a la plana mayor policial. Jefes de departamentales fueron citados a declarar en la causa 1263. Allí consta que varios de ellos aseguraron haber escuchado durante la reunión: “Hay que dar un golpe para cambiar la imagen”.

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