Desde México DF

Los y las jóvenes con un bajo nivel educativo o sin educación son 2,2 veces más vulnerables a la infección de VIH que aquellos que han terminado al menos un ciclo de 5 o 6 años de escolarización. La diferencia fue detectada en estudios realizados en países africanos, donde existe la mayor epidemia mundial de VIH. “Los datos son contundentes. El solo hecho de ir a la escuela tiene un efecto protector”, destacó Beatriz Castellanos, asesora regional en Educación de la Sexualidad del Fondo de Población de Naciones Unidas, durante su exposición en un seminario para periodistas organizado por Unfpa, en la que se refirió a las evidencias en materia de prevención y particularmente a los planes de educación sexual que han resultado exitosos.

“Hay que empezar con la educación sexual en la etapa infantil, no en la adolescencia”, aconsejó. Sus recomendaciones se basan en estudios que analizaron 83 intervenciones con adolescentes y jóvenes de 9 a 24 años, a través de los cuales se identificaron las características comunes a los programas más efectivos, entre ellas, que no sean talleres aislados sino planes curriculares y que estén dirigidos por adultos. “El papel de los adultos es fundamental”, consideró Castellanos.

La experta explicó que según la evidencia “no contribuyen a prevenir el VIH ni conductas de riesgo” los programas dirigidos a jóvenes que se focalizan en la abstinencia sexual y que son promovidos por sectores conservadores y especialmente en los Estados Unidos por el gobierno de George W. Bush. También precisó que “no hay base científica para afirmar que la educación sexual estimule la experimentación sexual o el aumento de la vida sexual ni la promiscuidad”. Y destacó: “El comportamiento sexual responsable y seguro, que a la vez sea feliz y placentero, se aprende, igual que se aprende a caminar o a escribir. Los buenos programas de educación sexual contribuyen a retrasar la primera relación sexual y protegen a los y las jóvenes sexualmente activos de las infecciones de transmisión sexual y también del embarazo adolescente”.