Apasionado de la historia antigua y contemporánea, Diego Kingston dice que es bueno en latín y confiesa algunas dificultades con la matemática. Casi no lee diarios pero consulta con frecuencia las ediciones en Internet y se mantiene actualizado mediante los noticieros de TV. Eso le permite opinar con fundamento sobre problemas de actualidad, algo poco frecuente en los chicos de su edad.
Vive en el barrio de Balvanera y sabe bien que su situación es más ventajosa que la de “los chicos de la provincia de Buenos Aires, que se desmayan de hambre en clase”.
“Acá también pasa, pero no es tan notorio”, dice Diego, que atribuye los males del sistema educativo a “la Ley Federal de Educación y a la extensión del ciclo primario en la provincia a 9 años”. Pero defiende la obligatoriedad del secundario, recientemente sancionada en la ciudad, “porque les va a dar igualdad de oportunidades para todos”.