Dom 14.09.2008

SOCIEDAD • SUBNOTA  › UNA EXPERIENCIA INTERNACIONAL

El arte y la historia

› Por Carlos Rodríguez

La tarea que realiza el Circo Social del Sur se divide en cuatro áreas: la pedagógica, la social, la artística y las relaciones internacionales. En este último aspecto mantiene contacto permanente con la Red Latinoamericana de Circo Social, creada en Chile en el año 1998, con Naciones Unidas de Circo Social, surgida en Francia en 2002, y con la Federación Latinoamericana de Circo, que se constituyó en 2005, en Venezuela. Como parte de esas organizaciones, el grupo con sede en Parque de los Patricios hace presentaciones en otros países o es anfitrión de otros circos que visitan la Argentina. En ese marco de intercambio, el Circo del Mundo-Chile, con sede en la capital del país vecino, acaba de realizar una serie de presentaciones en el Centro Cultural Recoleta, como parte de una gira que sigue ahora en Brasil.

Con gran éxito de público, el SubZirko del Mundo-Chile representó una obra con argumento que se llama “Destinos bajo tierra” y que se inspira en la vida de los mineros chilenos. “Nosotros estamos trabajando desde hace 13 años, pensando que el circo es un arma social importante. En ese marco hacemos intercambio con otros circos que tienen la misma finalidad y viajamos a los lugares donde nos invitan”, explica Alejandra Giménez, directora del circo chileno. La temática de la obra que representaron “fue elegida por los propios alumnos y es un homenaje a los mineros chilenos. Es una historia sin palabras, pero que habla de la vida, del amor y de la muerte en las minas de cobre y oro”.

“Lo que nosotros pretendemos de nuestros alumnos es que asuman el rol del artista como persona que ayuda a modificar la historia del mundo, que actúa para resaltar los valores de la solidaridad y el compromiso social”, afirma Alejandra Giménez. La obra representada en Buenos Aires fue actuada por la primera generación de artistas del circo chileno. Soraya Sepúlveda, de 26 años, recuerda que después de decidir que la obra sería un homenaje a los mineros, ella y sus compañeros resolvieron hacer “un trabajo de campo para saber cómo es, qué significa trabajar debajo de la tierra”. Para lograrlo, mantuvieron una serie de charlas y reuniones con hombres que habían trabajado largos años en las minas.

En el espectáculo, a través de las distintas técnicas circenses, se retrata el universo de los mineros, su relación con las mujeres, costumbres y leyendas. “Hay poesía en lo que hacemos. Cada número tiene un significado más allá del virtuosismo. Cada número transmite algo para sensibilizar al espectador”, define la obra el director de SubZirko, Alvaro Morales. Para Soraya “la experiencia de haber tomado contacto personal con los mineros fue muy rica; ellos nos enseñaron mucho y nos dieron la posibilidad de comprometernos con una parte grande de la historia chilena”.

Además de Soraya, trabajan en la obra Amanda Wilson, Daniela Oyanedel, Daniela Torreblanca y Salvador Abarca. En la obra se desarrollan técnicas de circo como la rueda rusa, las telas, el trapecio, las cuerdas, el equilibrio. Las cuatro mujeres son las actrices principales, aunque se mueven en un mundo subterráneo reservado a los hombres. En los cuadros se muestra el trabajo, el amor, la mujer, la viudez, la riqueza efímera y finalmente la muerte. El circo chileno ha recibido premios internacionales por sus representaciones.

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