“Es una defensa de la autonomía del individuo para decidir por una religión, otra o ninguna”, destacó el investigador del Conicet y doctor en Sociología Juan Esquivel, al comentar la iniciativa de diversas organizaciones civiles, de mujeres y sociales de promover una apostasía colectiva. “En España –recordó– hubo varias presentaciones masivas y el movimiento surgió cuestionando el argumento de la Iglesia Católica para pedir financiamiento del Estado en base a la cantidad de bautizados que había en ese país. El bautismo, que marca el ingreso a la religión católica, es ya un rito cultural que nada tiene que ver con una decisión consciente del sujeto. La consigna en España fue ‘En mi nombre, no’, es decir, no quiero que me cuenten como uno más”, apuntó.

Esquivel formó parte del equipo de investigación que dirigió Fortunato Mallimaci, desde el Area Sociedad, Cultura y Religión, del Ceil-Piette del Conicet, y que realizó la Primera Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina, cuyos resultados se presentaron en agosto de 2008. Ese estudio reveló que el 76 por ciento de la población se declara católico. La jerarquía eclesiástica sostiene que el 90 por ciento de la población del país profesa esa religión. “Se quedan con una fotografía de 1960”, señaló Esquivel. Ese año, dijo, fue el último en que se preguntó acerca de la religión en un censo nacional. El relevamiento encontró que apenas un 15 por ciento de los que se dicen católicos sigue los postulados normativos del catolicismo, como rechazar el aborto, no usar preservativos y no tener relaciones prematrimoniales. “Que el 76 por ciento se defina como católico no significa que se sienta representado por la jerarquía católica”, diferenció Esquivel.

La región del país más católica es el NOA: ahí, 9 de cada 10 encuestados dijeron ser católicos. En el Area Metropolitana vive la mayor cantidad de “indiferentes” a la religión: así se definió casi el 20 por ciento de los entrevistados. La amplia mayoría de los encuestados -–7 de cada 10– dijo ser partidaria de que sus hijos elijan su propia religión.