- Fue una banda improvisada de la zona del quiosco de Antonio Echarri.
- Usaron un auto propio para el secuestro.
- Ocultaron al padre de Pablo Echarri en el domicilio familiar de uno de los secuestradores.
- No ataron ni vendaron a don Antonio y además andaban a cara descubierta, como si no tuvieran temor de que los identificaran.
- Pese a ser una banda de perejiles, negociaron con inusual dureza.
- Algunas de las llamadas fueron hechas desde celulares fácilmente identificables y que permitirían identificar a las personas que los tenían a su nombre.
- Cobraron el rescate de forma infantil: le dijeron a Pablo Echarri que llevara el dinero a una dirección en pleno centro de la Capital Federal y que lo arrojara allí en una bolsa. No usaron el sistema de postas, habitual en todas las bandas de secuestradores.
- No verificaron ni siquiera si en el momento de recoger el dinero alguien los estaba observando o no. Eso permitió hasta filmar cada detalle.
- Contaron el dinero en un remís, delante de una remisero que era un retirado de la Policía Federal.
- De inmediato empezaron a gastar, pese a que toda banda sabe que el dinero de un rescate queda registrado mediante fotocopias de los billetes.
- Supuestamente, una parte de la banda le mejicaneó el rescate a otro grupo que es el que estaba encargado de custodiar a Antonio Echarri.
- Pese a lo elemental de la banda, a integrantes que batieron records de errores, sigue sin estar en claro quién era el jefe, quiénes intervinieron en la operación del secuestro y cómo es que lograron escapar.