SOCIEDAD • SUBNOTA
A los 73 años, luego de apenas 33 de absoluta impunidad, Interpol detuvo en España al ex subcomisario Jorge Alberto Sosa, imputado por delitos de lesa humanidad como segundo jefe de la delegación Neuquén de la Policía Federal desde fines de 1975 hasta enero de 1977. Sosa se retiró de la fuerza durante la dictadura y estaba radicado en Valencia, junto con su familia, desde mediados de la década del ’90. Tenía pedido de captura internacional de la Justicia federal neuquina, por secuestros y tormentos, desde el 5 de junio pasado. La detención se concretó el 7 de julio. Ahora comenzará el trámite de extradición, que debería culminar con su declaración indagatoria y eventual procesamiento. El principal centro clandestino de detención de la provincia, La Escuelita, funcionó en dependencias del Ejército a partir de junio de 1976. La delegación local de la Policía Federal, igual que la de Cipolletti y varias comisarías, sirvieron también como lugar de detención transitorio donde se realizaron interrogatorios bajo tortura. Sosa está imputado por privaciones ilegales de la libertad y tormentos de 19 víctimas. La causa tiene hasta el momento treinta imputados y dos prófugos: el teniente coronel Jorge Héctor Di Pasquale, imputado por su rol en el Destacamento de Inteligencia 182, que nutría de interrogadores a La Escuelita, y Héctor Mendoza, ex miembro de la policía de Río Negro.
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