Mié 09.09.2009

SOCIEDAD • SUBNOTA  › TESTIMONIOS DE LOS TESTIGOS DE LA TRAGEDIA

“Ya no hay casas en pie”

“Aunque se pusieran 50 cámaras de televisión, no alcanzaríamos a percibir la magnitud de semejante devastación. Literalmente, Santa Rosa desapareció.” Jorge Mendoza es el segundo hombre al mando en el cuartel de bomberos de San Pedro, una localidad misionera a ubicada a 240 kilómetros al noroeste de Posadas. También, junto con varios compañeros, fue uno de los primeros en comenzar las tareas de rescate en los dos parajes más afectados por el temporal del último lunes en el municipio sampedrino: Santa Rosa y Tobuna. “En la franja que arrasó la tormenta no hay casas que hayan quedado en pie. Las viviendas fueron arrancadas de sus cimientos, hay animales descuartizados por todos lados y árboles y cables eléctricos por doquier”, relató a Página/12 Mendoza.

Ayer y horas después de haber regresado de la “zona más afectada” por la tormenta, al bombero Mendoza todavía lo impactaba la escena de la tragedia. “En San Pedro llovió fuerte y se cortó la luz. Pero a sólo 45 kilómetros de acá, en el paraje de Santa Rosa, la situación fue muy distinta.” Porque, según el subjefe del cuartel sampedrino, “las construcciones del paraje son muy precarias. Como la mayoría de las casas eran de madera y techo de chapa, por el viento fueron arrancadas de las plataformas que las sostenían sobre el monte”.

Cables y postes de luz tirados, árboles arrancados de raíz y animales descuartizados ayer formaban parte de la geografía de Santa Rosa. “Hoy a la madrugada (por ayer), cuando llegamos con los otros bomberos, parecía como si la tormenta se hubiese hecho camino por el medio del monte”, contó a este medio Mendoza e, inmediatamente, lo ejemplificó. “Un aula satélite (donde estudian los chicos del paraje) desapareció por completo: sólo quedaron maderas en el lugar, el resto se voló.” A cinco kilómetros de Santa Rosa, en Tobuna, una salita de primeros auxilios sufrió la misma suerte.

Primero fue granizo seco. Luego, vientos huracanados. Por último, llegó la lluvia (y el barro) a Santa Rosa. “El padre de una de las familias con las que hablamos nos contó cómo de casualidad salvaron su vida”, dijo Mendoza. Según el bombero, “cuando empezó a granizar, se fueron para la casa de uno de los pocos habitantes que tiene una casa de material. Desde allí, la familia pudo ver cómo el viento se llevaba completamente su casa”.

“No se pueden creer los destrozos que había en ese lugar”, continuó con su relato el bombero. Ganado descuartizado: vacas muertas entre los escombros de las antiguas viviendas y cerdos sobre los caminos. “También había gallinas sobre los árboles y cosechas destrozadas. Hubo familias que seguramente perdieron su casa y a la vez su fuente de comida”, agregó Mendoza.

La ruta nacional 14 y un pequeño camino son los únicos accesos hacia Santa Rosa y Tobuna. “El material puesto para compactar la tierra todavía nos permite llevar ayuda al lugar. Por suerte, el desplazamiento de vehículos en la zona más afectada es posible”, concluyó.

Informe: Mariana Seghezzo.

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