SOCIEDAD • SUBNOTA › REALIZARON EN CHUBUT EL ABORTO A LA NIñA VIOLADA
› Por Mariana Carbajal
“Estoy un poco más tranquila. He podido lograr un futuro mejor para mi hija”, dijo ayer a Página/12 Aurora Luisa Fuentes, la madre de A. G., luego de que la niña, de 15 años, fuera dada de alta tras practicarle el aborto no punible en un hospital de la ciudad chubutense de Trelew. A. G. regresó ayer a su casa, en Comodoro Rivadavia. La muchachita, que sufrió una profunda depresión tras la violación que la dejó embarazada –como quedó descripto en informes forenses–, manifestó que tiene ganas de volver a estudiar.
“Ya hay un efecto reparador con la realización del aborto. El hecho de que la Corte provincial la haya respaldado y también se haya podido hacer la práctica en un centro de salud empieza a tener un efecto sanador sobre la niña, que ha sufrido la violación de su padrastro y otras violaciones a sus derechos de funcionarios públicos, médicos y jueces”, observó Estela Díaz, de la organización ADEM-Mujereando. Díaz acompañó personalmente en 2006 a una familia, la de L. M. R., en su lucha judicial por el acceso a un aborto no punible. L. M. R. vivía en la localidad bonaerense de Guernica, tenía una discapacidad mental y había sido violada: tuvo que llegar a la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires para acceder a su derecho a interrumpir esa gestación forzada. Por ese caso, la Argentina fue denunciada ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU, el organismo internacional que esta semana puso en jaque a la delegación argentina al preguntarle sobre el problema que enfrentan las mujeres en el país para acceder a los abortos permitidos en la legislación (ver aparte).
A. G. fue internada el jueves en un centro de salud público de Trelew. Este diario estaba al tanto de la realización de la intervención pero prefirió no divulgarla para preservar a la niña –y a los profesionales que la asistieron en un aborto con medicamentos–, de posibles presiones de grupos “antiderechos”, como hubo en otros casos similares.
La madre de A. G. contó a Página/12 que la muchachita empezará el ciclo lectivo pero estudiará en su casa, tal como acordaron con la escuela a la que concurre, hasta que se sienta con ánimo de ir a clases en la institución. Tiene que empezar el 1º año del Polimodal. Sus compañeras de curso la apoyaron en las últimas semanas, desde que se enteraron del trance que estaba atravesando. Incluso, la llamaron al hospital. “Cuando esté de mejor ánimo, más tranquila y tenga ganas, volverá a la escuela”, contó Fuentes. Una vez que termine la secundaria, A. G. tiene planes de seguir la carrera de Medicina, según le manifestó ayer a Díaz, con quien habló telefónicamente.
“Ha sido una lucha muy constante. Nunca bajé los brazos. Estaba convencida de que mi hija no tenía que pagar este hecho aberrante que le sucedió, mientras él sigue suelto”, dijo Fuentes, sobre la ardua batalla que ella y su hija llevaron adelante desde principios de enero cuando denunciaron la violación, perpetrada por el marido de Fuentes y padrastro de A. G. y reclamaron una autorización judicial para el aborto, a fin de que fuera preservado material genético que permita probar el ataque sexual.
–¿Qué les diría a otras madres, que pueden atravesar por una situación similar? –le preguntó este diario.
–Que luchen por sus hijas. Ellas no tienen la culpa, son víctimas y perjudicadas. Son mujeres y tienen derechos y hay que pelear para que se respeten y se cumplan.
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