En el Salón San Martín de la Legislatura porteña se reconoció ayer la vulnerabilidad en la que se encuentran los usuarios de paco en la ciudad. “Estamos trabajando para que la salud pública se haga cargo, que haya más camas para la emergencia en adicciones en los hospitales públicos”, dijo la legisladora María Elena Naddeo a Página/12, en la antesala de las jornadas que organizó para presentar la guía para tratamiento de usuarios de drogas. Entre los panelistas estuvieron Eugenio Zaffaroni, integrante de la Corte Suprema de Justicia, y el juez federal Sergio Torres, quien centralizó las causas por paco y ayer contó que lleva decomisados, en un año, seis millones de dosis en la ciudad de Buenos Aires.

El médico Alejandro Todaro Kicyla mencionó que la adicción al paco debe ser pensada desde la “salud colectiva” y no sólo como una enfermedad. “En este sistema de salud, si los autos se caen de un precipicio ponemos el hospital abajo del precipicio en vez de poner barreras para que no se caigan”, graficó el médico, quien planteó la prevención como estrategia y aseguró que el problema no son las sustancias, “sino los contextos de las personas que determinan su salud”.

El psicólogo forense Juan Carlos Domínguez estimó que las adicciones se adecuan a ciertas situaciones: la necesidad de aceptación, la ansiedad, la falta de autoestima y la compensación por el sufrimiento. Carlos Damín, jefe de Toxicología del Hospital Fernández, diferenció el uso recreativo de la sustancias de las dependencias severas. “Hace falta una estructura para poder enfermarse, no es como dicen, que cualquiera que prueba cocaína no suelta más”, aclaró el médico, que señaló la desprotección familiar como un posibilitador de la adicción.

Una secretaria del juzgado de Torres, Verónica Bresciani, contó que en los allanamientos se topan con pibes que venden para poder pagarse su dosis de paco, con personas que piden ayuda para internar a sus hijos, hermanos y padres. “Esta guía nos ayuda a ordenar algo que ya venimos haciendo, a saber derivar los pedidos que recibimos.” En el mismo panel, Bilma Acuña, una Madre en Lucha contra el Paco, aseguró que los dealers regalaban el paco “para esclavizar a los pibes”.

“Si podemos dar cuenta de las carencias sociales y económicas en las que viven los que usan paco, y voy a decir algo que suena mal, bienvenido el paco”, dijo el sociólogo Alberto Calabrese, quien aseguró que detrás de la adicción hay una enfermedad “que se llama vacío, falta de sentido”. El último en hablar fue Eugenio Zaffaroni, quien estimó que la guía es un esfuerzo por optimizar recursos. “El paco es hijo de la pobreza y la exclusión”, aseguró el magistrado, quien solicitó una ley que despenalice la tenencia de drogas porque el que consume “no es un criminal, a lo sumo es un enfermo”.