El Liceo Nº 10 Ricardo Rojas está ubicado en Jujuy 150, en el barrio porteño de Balvanera. Allí conviven tres instituciones educativas en los distintos turnos. La situación de infraestructura del establecimiento “tiene un gran deterioro y en la ciudad hay escuelas que están en condiciones de cerrarse”, señaló una preceptora del colegio. “Más allá de este hecho de violencia que no avalamos de ninguna forma, es importante no dejar en segundo plano la situación de abandono en muchos edificios escolares de la ciudad”, apuntó Gustavo Lesbegueris, responsables del área de Derecho a la Educación de la Defensoría del Pueblo.

En el Liceo, la instalación de gas existe, pero “la calefacción no está funcionando”, indicó un docente del colegio. El único caloventor de la escuela, que cuenta con once aulas, “dejó de funcionar al poco tiempo que fue instalado”, agregó. Un preceptor, que hace años trabaja en el establecimiento, explicó a Página/12 que “hoy el reclamo fue por la calefacción pero los problemas edilicios no se limitan a ese punto”. Un cartel de obra que indica “Pintura e Impermeabilización”, del gobierno de la ciudad, se alza en la puerta y detalla un monto de medio millón de pesos como presupuesto. “Pero nada se hizo. Ese cartel está desde el año pasado y no hubo ningún trabajo de pintura”, indicó el preceptor.

En las aulas se pueden ver algunas paredes con manchas de humedad y partes sin revoque; en una de ellas se observan las chapas del techo; algunas puertas no tienen sus vidrios. También “en algunos sectores se filtra el agua del techo”, señaló la docente. El baño de hombres es otro de los ejemplos de la falta de mantenimiento que sufre el edificio: faltan inodoros y “muchas veces por las noches nos quedamos sin agua”, afirmó el preceptor, mientras abría una de las canillas para demostrar su denuncia. En el plano de la escuela, colgado en la entrada, están señalizadas las salidas de emergencia. Sin embargo, en uno de esos lugares existe una ventana y en el otro una puerta, ambas cerradas con rejas y candado. “Para colmo, al lado de la escuela hay una estación de servicio que hace que el olor a gas entre en las aulas”, agregó la docente a la lista de inconvenientes con los que cuenta el edificio escolar.

“Hoy el tema está sesgado con los hechos de violencia que se produjeron en esa escuela, nosotros no lo compartimos de ninguna forma. Pero no se debe dejar de lado la importante situación de deterioro en la que se encuentran muchos edificios escolares”, resaltó Lesbegueris.

Informe: Rocío Ilama.