SOCIEDAD • SUBNOTA › OPINIóN
› Por María Rachid *
Se aprobó. Por un momento sentimos como que habían pasado sólo unos días desde que parecía un sueño. La igualdad es posible en la Argentina para las familias de lesbianas, gays, bisexuales y trans. Y no sólo posible: la igualdad es, a partir del pasado 15 de julio, una realidad.
Y todos/as estallamos en llanto, con ese llanto atragantado de la bronca y del dolor, mezclado con profunda felicidad y alivio. Se terminaron siglos de discriminación hacia nuestras familias, legitimada por el Estado.
Dolor y bronca por años de discriminación expresados en los últimos meses de debate por quienes llegaron a decirnos enfermos, delincuentes, lacras con tendencia al suicidio y al incesto, entre otras cosas. Felicidad y alivio porque todo eso estaba, por fin, transitando hacia el pasado. Y digo “transitando” porque la discriminación no se terminó con la ley de la igualdad, pero ésta es un camino hacia la igualdad social.
Dimos un gigantesco paso hacia un país justo, libre e igualitario. Y queda mucho por hacer. Es necesario aprobar la ley de identidad de género y de atención sanitaria para las personas trans, para que puedan cambiar sus datos registrales (DNI, partidas de nacimiento y padrones electorales) y acceder –si lo desean– a tratamientos y cirugías de reasignación de sexo, sin necesidad de una autorización judicial que suele llevar muchos años. También tenemos que derogar los Códigos de Faltas y Contravencionales, cuyos artículos discriminatorios son utilizados para perseguir a nuestra comunidad en varias provincias del país; modificar la ley antidiscriminatoria para que nos incluya y para que sea una buena herramienta contra la discriminación, incluir la diversidad sexual y la no discriminación en los contenidos de la educación sexual y derogar la resolución que nos prohíbe donar sangre, entre otras cosas.
Fundamentalmente tenemos que trabajar para que, a través de la educación y la cultura, con la herramienta de la igualdad jurídica, consigamos la igualdad social; la que va a hacer que en la Argentina no se escuchen nunca más las barbaridades que estuvimos escuchando en los últimos meses.
Pero las lesbianas, gays, bisexuales y trans somos también trabajadoras y trabajadores, migrantes, indígenas, jóvenes, personas con discapacidad, mujeres, adultos mayores, afrodescendientes... Y también queremos una Argentina justa para todos y todas. Queda mucho por hacer para que todos seamos iguales en trato, oportunidades y derechos, pero lo que nos demuestra la aprobación de esta ley es que hacer lo que queda por hacer, en la Argentina del Bicentenario, es posible.
* Presidenta de la Falgbt.
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