Luego del terremoto, en el Parlamento chileno se establecieron tres comisiones. La primera investiga “el desastre natural”; la segunda, “los procesos de adquisición, localización, distribución y asignación de viviendas de emergencia” y la última se aboca “al seguimiento del Proceso de Reconstrucción Nacional”. De las tres, sólo la primera elaboró un informe luego de entrevistar a 30 personas, entre funcionarios y especialistas, en el que se detalla lo hecho y lo omitido en los primeros momentos de la catástrofe. El tema central es la ausencia de alerta del tsunami posterior al terremoto.

“A las 3.45, en Hawai, el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico (PTWC, según sus siglas en inglés) calcula una magnitud de 8,5 en la escala de Richter para el terremoto. En el país, según un documento de la Onemi (Oficina Nacional de Emergencias), basta que un sismo sea de grado 7,5 –o no permita que una persona se mantenga en pie, desplace casas de madera y derribe torres– para que se declare el alerta roja de tsunami y se evacue a la población costera”, advierte el informe.

¿Por qué no ocurrió esto? En principio, el agente de la Shoa (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada) que recibió el alerta del PTWC no hablaba inglés. Sin embargo, quien recibió el primer alerta en SHOA envía un fax a la Onemi, para lo cual mandó un fax con partes ilegibles, aunque se mencionaba la posibilidad de un tsunami. Carmen Fernández, por entonces directora de la Onemi, señaló: “Las coordenadas mostraban que el epicentro era en la tierra y un requisito para que haya maremoto es que el epicentro sea en el mar... pero el organismo encargado de evaluar si hay o no maremotos es el Shoa y fue imposible comunicarnos”.

Luego, a las 4.56, por radio, alguien del Shoa cancela la alerta de tsunami. La presidenta Michelle Bachelet fue hasta la Onemi, se comunica con el Shoa y le confirman que no habrá tsunami. A las 5.40, la mandataria salió por televisión reproduciendo la versión que recibió. Una hora después, cuando las olas ya habían barrido buena parte de las costas del centro sur de Chile, Bachelet recomendó “desplazarse a las zonas altas de la costa en caso de réplicas”. A las 9, la presidenta volvió a descartar el tsunami, en base a la información que le brindaban los militares.

Entre las conclusiones figuran la falla en los equipos de comunicaciones y de medición, como dijo el entonces comandante de la armada, Edmundo González: “Fue una tremenda lección aprendida”. Pero el problema central concierne a la educación: los municipios no invirtieron lo suficiente en enseñar a la población costera que debe autoevacuarse ante un temblor que no les permita mantenerse en pie.