Mar 11.02.2003

SOCIEDAD • SUBNOTA  › LAPIDARIO INFORME SOBRE EL MEDICO QUE FIRMO EL CERTIFICADO

El incansable doctor Juan Carlos March

› Por Horacio Cecchi

Además de la causa penal que investiga la actuación del defuntólogo Juan Carlos March, cuya firma certificó la muerte natural de María Marta, el Colegio Médico del Distrito IV bonaerense (corresponde a los partidos de 3 de Febrero, San Martín, Vicente López, San Isidro, San Fernando y Tigre) inició los pasos para que un Tribunal de Etica decida, y retiró la firma del defuntólogo de los registros civiles, con lo que si alguna posibilidad había de que siguiera extendiendo certificados en esos registros, ya no la hay. La medida fue tomada tras un informe interno de ese Colegio al que tuvo acceso Página/12. Según ese paper los médicos detectaron 1995 certificados firmados por March durante el año pasado en localidades tan extensas y distantes como Tigre y Caseros, en 67 casos en el mismo horario. A tal punto llegó el asombro que el informe deduce que “es de suponer que este profesional prácticamente no descansa ni duerme y está constantemente movilizándose de una localidad a otra”.
El informe será elevado al instructor, encargado de reunir las pruebas, y luego a una comisión que planteará la acusación al Tribunal. Según los datos reunidos en el informe, March firmó 1995 certificados en los partidos que corresponden al distrito, aunque aclaran que aún no fueron remitidos los datos de Vicente López. La firma de March se soltó más en San Martín, donde aparece en 792 oportunidades, y 494 en 3 de Febrero. “El horario en que se realizaron las certificaciones –sostienen los informantes– es muy variado, abarcando las 24 horas del día, en muchos casos con poca diferencia horaria entre una y otra certificación”. En ninguno de esos certificados March asistió al paciente antes de su muerte, algo que los especialistas consideraron como “muy raro”.
Los informantes sospecharon que March firmaba certificados en blanco porque salvo en cuatro casos, el resto aparece firmado en dos lugares. “En el lugar donde deben firmar los médicos certificando la muerte –señaló a este diario un integrante del Colegio–, y en la parte superior del certificado, para subsanar errores”. Lo que llamó la atención es que buena parte de esas firmas en la parte superior no aclaraban ningún error, con lo que se supone que dejaba abierta la posibilidad de que se hicieran enmiendas a su nombre. También se detectó que el 100 por ciento de las causales de muerte fue el paro cardiorrespiratorio no traumático.
“Este número de certificaciones –aclara el informe– resulta a simple vista excesivo para que las realice un solo profesional en un área geográfica extensa como la correspondiente al Distrito IV que comprende seis municipios, más si tenemos en cuenta que este profesional también ejerce en otros distritos. Hay días en que la cantidad de certificaciones –agrega el informe– llegó a 16, otros a 14, 13, 12, 11, 9.”
Pero March confirmó su capacidad de estar a toda hora y en todas partes, puesto que “en 67 oportunidades coincidió el día y horario de reconocimiento del cadáver y la firma del correspondiente certificado, sin tener en cuenta las numerosas certificaciones realizadas en horarios muy cercanos entre sí (10 o 15 minutos de diferencia)”.
Llamó la atención también que la caligrafía es diferente en todos los certificados, a veces manuscrita y otras escrita a máquina, especialmente en el espacio destinado a la certificación que debe realizarse in situ.

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