Leonardo Domínguez se cruzó ayer por primera vez con el policía que mató a su hermano Ariel. “Lo que dijo no me convenció. No le creo. Todavía los peritos (de Gendarmería) deben determinar el recorrido de la bala y ver si esto coincide con la versión del policía” Ariel Mendoza. “Los testigos que estuvieron no aportaron nada relevante. Dijeron que vieron cuando el policía levantaba el arma del piso. Nosotros creemos que no se le cayó de la cartuchera, sino que la llevaba en la mano. Por lo menos la desenfundó para intervenir en un caso que no tenía relevancia. Los pibes que hacían quilombo tenían 17 y 18 años y ya se los llevaban detenidos. ¿Para qué corrió tanto? ¿Por qué lo hizo?” Mientras tomaba un café que le acercó una compañera de trabajo de Ariel para soportar el frío del mediodía de ayer, Leonardo admitió que se había cruzado con Mendoza “cuando hicieron la última reconstrucción”. No intercambiaron palabras. Al lado de Leonardo estaba la mamá de Gastón, el amigo que acompañaba siempre a Ariel cuando salían del trabajo hacia Villa Dominico. “Ese día Ariel fichó dos minutos antes de las cuatro de la tarde. Mi hijo se salvó porque salió a las cuatro en punto.”