El caso Vercesi se asemeja, y mucho, al protagonizado el 16 de junio de 1990 por el ingeniero Horacio Santos, de 42 años. Santos, casado y padre de cuatro hijos, tuvo también su día de furia y mató a dos delincuentes identificados como Osvaldo Aguirre, de 29 años, y Carlos Daniel González, de 31. El episodio, para mayor similitud, ocurrió cerca de las 11 de la mañana, en las cercanías de una galería comercial de Villa Devoto.
Acompañado por su esposa, la arquitecta Luisa López, el hombre dejó estacionado su auto, un Renault Fuego, frente a los locales ubicados en la calle Pedro Morán al 2800. Cuando ya estaba adentro escuchó la alarma del coche y salió corriendo hacia la calle. Vio cómo dos hombres se iban en un viejo Chevy, llevándose su pasacasete.
Junto con su mujer, Santos volvió a subir al auto y los persiguió durante 20 cuadras. Los alcanzó, les cruzó el Renault y los mató utilizando un revólver calibre 32. El también era un experto que concurría al Tiro Federal. Santos estuvo preso un mes, algo más que Vercesi, hasta que el juez Luis Cevasco lo dejó en libertad argumentando que “no comprendía sus acciones al momento de disparar”. Lo consideró inimputable y alrededor del caso Santos se generó una polémica nacional. En mayo de 1992, el ingeniero “justiciero” fue sobreseído.
El fallo fue apelado y cuatro meses después la Cámara del Crimen revocó la decisión de Cevasco. El caso fue derivado al juez Julio Sagasta, quien procesó a Santos por homicidio simple, pero lo dejó en libertad por considerar que había actuado en estado de “emoción violenta”, lo que reduce la condena a un tiempo que oscila entre uno y tres años.
En junio de 1995, la Cámara del Crimen redujó la pena a sólo tres años en suspenso porque entendió que Santos cometió “un exceso en la legítima defensa”.