Lunes, 30 de abril de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › SEGúN EL FISCAL, EL PADRE DE JESSICA QUERíA “RECUPERARLA”
El fiscal del caso, Guillermo Herrera, pidió el sobreseimiento del padre de Jessica porque “no encuadra en ninguna figura penal”. Carga en cambio la responsabilidad sobre la madre, a partir de una parte de la carta que dejó la joven antes de matarse.
Por Carlos Rodríguez
Desde San Miguel de Tucumán
A pesar de los testimonios reunidos que coinciden en que Roberto Marcelo Dumont ejerció violencia física y psicológica contra su hija Jessica en varias ocasiones –incluso ante testigos ajenos al ámbito familiar–, el fiscal Guillermo Herrera resolvió pedir el sobreseimiento del padre por entender que su conducta “no encuadra en figura penal alguna”. Desechó entonces la acusación por “instigación al suicidio” y la posibilidad de que eso pueda penalizarse como homicidio preterintencional o culposo. Lo que más sorprendió a la madre de la joven y al querellante es la fundamentación del dictamen fiscal, quien en su resolución nunca desmiente y parece admitir la existencia de maltrato por parte del padre, pero le adjudica la responsabilidad a la madre. Dice en forma textual sobre el “deber de protección y cuidado de los padres” sobre sus hijos menores en ejercicio de la patria potestad: “Dichos derechos, deberes y obligaciones corresponden a ambos progenitores; por lo que si los familiares de Jessica (...), en especial su madre, conocían de los malos tratos que propinaba Roberto Dumont a su hija, tenía el deber de impedirlos”.
Recalcó el fiscal, en ese punto, que si los hechos de violencia “eran considerados de gran envergadura, pudo y debió (se refiere a la madre) prever la posibilidad de que su hija se quitara la vida como consecuencia de las humillaciones que manifiesta padeció la misma”. En el mismo sentido, Herrera sostuvo que “conforme consta en autos, Jessica Dumont ya había manifestado con anterioridad que tenía intenciones de quitarse la vida; entonces, debemos preguntarnos por qué dichas manifestaciones no fueron tomadas en serio ni por sus amigos, ni por su madre o por el resto de la familia”. Luego se refirió a las denuncias por presuntos abusos sexuales del padre contra su hija.
Sobre el tema, alude a una parte de la carta póstuma que dejó Jessica dirigida a su madre, Celine Foissac. La frase que toma Herrera es la que señala “mamá, vos nunca me vas a entender” y que parece referirse sólo al hecho de que la madre no iba a comprender su decisión de suicidarse, según surge de la lectura completa de ese tramo de la misiva, a la que tuvo acceso este diario. Es otra la interpretación que hace el fiscal: “‘Mamá, vos nunca me vas a entender’. Surge así el interrogante de cómo puede interpretarse esto, en qué sentido; ¿cómo que su madre nunca apoyó a su hija, nunca la comprendió, que dejó a la menor sólo bajo la responsabilidad de su padre?”.
Para fundamentar esa idea, Herrera señaló el hecho de que el día del suicidio “su madre no se encontraba en la provincia de Tucumán”, dado que estaba de viaje en una provincia cercana, en compañía de otra de sus hijas y regresó de inmediato, apenas supo del incidente y antes de que su hija se suicidara. El fiscal agregó que –según dichos del padre– Celine “no ejercía un debido control sobre sus hijos” y “dejaba que los mismos hicieran lo que querían”.
Con esos argumentos, el fiscal opinó que del “mamá, vos nunca me vas a entender” surgiría que Jessica “no confiaba en su madre, al punto de no contarle a la misma sobre el abuso” sexual “que otras personas manifiestan que sufrió”, tenía miedo de contarle del supuesto abuso sufrido por miedo a que reaccione muy mal, lo que evidencia la falta de confianza que la menor tenía para con su madre”. Luego cita a los testigos a los que Jessica habló acerca del abuso sexual y que señalaron en forma clara que la adolescente tenía miedo de “la reacción” de su madre ante un hecho “tan conflictivo”. Nadie dijo que Jessica le tuviera miedo a su madre.
Herrera cuestionó a los testigos por no haber denunciado el supuesto abuso sexual antes del suicidio, cuando en realidad el tema ni siquiera había sido tratado en la intimidad familiar. El fiscal, en este punto, concluyó que eso “hace pensar, cuanto menos, que se trata de declaraciones tendientes únicamente a perjudicar la situación procesal” del padre. En cuanto a los golpes sufridos por Jessica antes de su muerte, durante la golpiza que los testigos dicen que le dio su padre, en el dictamen se afirmó que “en ningún caso puede decirse que hayan sido intencionales, en el sentido de querer producirle lesiones”.
Esas lesiones, sin embargo, existieron. Fueron en la cabeza, en el hombro y en las manos –típicas maniobras defensivas de la víctima–, según constataron los forenses durante la autopsia de la joven. Las lesiones se habían producido en las 24 horas anteriores a que la joven se quitara la vida. El fiscal consideró que el pedido de examen vaginal de Jessica, solicitado por su padre en la comisaría séptima, junto con una rinoscopia, “no puede pensarse exagerado” dado que cuando encontró a su hija en la casa de una amiga estaba “en un estado somnoliento, disminuida en sus facultades motoras (no podía mantenerse en pie)” en razón de que había estado bebiendo alcohol con sus amigos.
Los testigos dijeron que la joven estaba durmiendo y que su padre la golpeó, pero el fiscal aseguró que sólo intentó levantarla de la cama y que dada la escena (su hija durmiendo en la habitación donde había tres amigas de ella) pudo pensar en la posibilidad de que podría haberse producido allí “un hecho de índole sexual”, nunca denunciado por Jessica. Herrera expresó, como síntesis, que pide el sobreseimiento de Dumont porque “a quien hizo más que nadie para recuperar a su hija, mal puede imputársele su muerte”. Lo que no explica es qué significa, en este contexto, la expresión “recuperar”.
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