“Encontramos la casa vacía, la estufa prendida, el televisor y había unos chicos cuidando”, relató ayer Diego, sobrino de una de las víctimas, Pablo Sosa. Según él, uno de esos chicos era el supuesto hijo del principal sospechoso, quien también está siendo buscado, y se fue delante de los policías. Como tardaban en llegar los peritos policiales, los propios vecinos y familiares pidieron permiso para revisar el fondo de la casa, donde había un pozo, tierra removida y un contrapiso recién hecho.

“Primero pensamos que estaban enterrados en el fondo, porque había tierra removida, pero sólo encontramos una frazada con ropa con sangre. En un contrapiso que habían hecho, los propios vecinos empezaron a excavar y primero salió un pie y luego un cuerpo. Le avisamos a la policía y nos dijeron que nosotros podíamos excavar porque éramos los familiares de las personas. Después vino la policía y los mismos vecinos sacaron los cuerpos”, relató María, madre de Lorena Sosa. Luego los efectivos del área Científica de la Bonaerense y de Bomberos realizaron más excavaciones en el fondo de la vivienda y tras varias horas hallaron los cuatro cuerpos. Los cadáveres, que presentaban golpes y heridas punzocortantes en la cabeza y el cuerpo, fueron retirados durante la noche del lunes pasado y trasladados en las primeras horas de ayer a la Morgue Judicial de Ezpeleta, donde se practicaron los peritajes. “Cavaron como un metro y medio para encontrarlos. Vinieron mis papás y mis tíos para ayudar a desenterrarlos y reconocerlos”, comentó Diego, quien aseguró: “Los dos pibes que cuidaban la casa se llevaron el televisor y otras cosas”.