Como había adelantado el lunes Página/12, el ingeniero Ricardo Fratti, director de Obras Hidráulicas de la provincia, fue la primera víctima política del desastre que sacude a Santa Fe. Un texto breve pero contundente, a través del decreto 975, lo dejó afuera del gabinete porque “resulta imprescindible, en vista de la magnitud de los daños ocasionados, establecer las responsabilidades que pudieran comprometer a aquellos funcionarios que desde la órbita oficial no pudieron o no supieron arbitrar los medios conducentes, si no a evitar, por lo menos a anticipar la llegada de semejante masa hídrica”. Eso hubiera permitido, según el parte oficial, tomar “las medidas correctivas que pudieran corresponder en el menor tiempo posible”. A la decisión la refrendaron el gobernador Carlos Reutemann y el ministro de Obras Públicas, Edgardo Berli. La medida coincidió con la insistencia de dos fiscales porteños para que se investigue, si cabe, la posibilidad de que algún funcionario santafesino pueda ser imputado por “homicidio culposo”.
Hasta ayer el número de víctimas llegaba a 24, pero se insiste en que podrían ser más. En lugar de Fratti, un técnico respetado por sus pares, incluso por algunos de los que salieron a criticar la ineficiencia del gobierno en la actual emergencia, fue designado el ingeniero Roberto Daniel Gioria, quien tiene el cargo de interventor. La decisión de ayer había sido anticipada por Reutemann, quien en algún momento llegó a ser muy duro con Fratti y su equipo de colaboradores, aunque sin nombrarlos: “Quédense tranquilos que esos tampoco se salvan, mientras tanto que vayan a colocar piedras”. Reutemann aclaró así que sus críticas a los “técnicos” que no le avisaron a tiempo no terminaba en los ingenieros de la Universidad del Litoral sino que también apuntaban hacia adentro de su gobierno. Lo de las “piedras” tenía relación con los operarios que trabajan para cerrar baches en las defensas costeras.
Para los santafesinos, funcionarios o no, la imagen de Reutemann es la de un hombre que está solo “como perro malo”, señaló un allegado al clima que se vive en el gobierno. “¿Me pregunta si me siento solo? Y bueno, cuando tuve que decidir que se volaran algunos tramos de las defensas sobre (la avenida) Mar Argentino, todos estaban en contra mío, me dejaron solo. Tomé la decisión en soledad y ya ve que gracias a eso algunos barrios están hoy sin agua”, dijo el gobernador.
Ante la pregunta de un periodista porteño, Reutemann confirmó que las aguas, además de invadirlo todo, se partieron y dividieron al oficialismo. Para el gobernador, hubo “mala praxis” por parte de los técnicos. Ellos son, según su opinión, “los responsables de lo que ocurrió y en su momento se hablará de eso”. Antes de hablar, él optó por poner a Fratti en el centro de la escena y lo echó. Esto se agrava porque los fiscales federales Luis Comparatore y Patricio Evers están impulsando una investigación a partir de las informaciones periodísticas y las declaraciones de reputados técnicos que no dudaron en decir que lo ocurrido “no fue un desastre natural” sino una impericia de los funcionarios que debían haber advertido el crecimiento del Salado.
Sobre los alcances que podría tener la investigación –si llega a instancias superiores tendrá que intervenir la fiscalía de Santa Fe–, Comparatore estimó que a veces estos casos “no llegan a los gobernadores y pueden quedar en una instancia intermedia; el señor gobernador ha dicho que él no recibió ninguna noticia y puede ser que los cuadros intermedios lo hayan dejado para más adelante, y no adoptaron en tiempo y forma las medidas”. De todos modos, Comparatore aclaró que “es muy prematuro hacer desde ahora una apreciación”.
En Santa Fe hay antecedentes sobre causas penales motivadas por las inundaciones. Ya ocurrió en el año 1973. En ese entonces, variosorganismos técnicos, entre ellos el Instituto Nacional del Agua (INA), que entonces se llamaba Instituto Nacional de Ciencia y Técnicas Hídricas (Incyth). Uno de los técnicos consultados por la Justicia fue el ingeniero Carlos Paoli, actual titular del INA. En su soledad, Reutemann sigue corriendo hacia adelante. “Está mintiendo el que diga que hay una provincia en la Argentina que esté preparada para enfrentar una contingencia de esta magnitud”, dijo.
De esa forma, refutó lo que sostienen todos los técnicos, se supone que hasta el propio Fratti, en el sentido de que hay que tener un “Plan de Contingencia”, que no es otra cosa que estar preparado, ante lo inevitable del desastre, y contar con personal adiestrado para ordenar el desalojo de las viviendas para salvar vidas y en lo posible bienes. En una provincia como Santa Fe, donde el riesgo hídrico es una constante histórica, es una verdad de Perogrullo decir que hay que tener un Plan de Contingencia, aunque Reutemann opine lo contrario.