Dom 01.06.2003

SOCIEDAD • SUBNOTA  › LA JUSTICIA INVESTIGA UNA INVERSION DE MONTESINOS EN EL PAIS

El misterio de los pisos en el Tigre

› Por Alejandra Dandan

Las Marinas Golf es un barrio privado construido al estilo de los countries de Miami sobre las orillas del río Luján en el Tigre. Allí, hace exactamente cinco años, llegó un nutrido grupo de peruanos en busca, dijeron entonces, de algunos de los mejores lugares. En aquel momento, el escribano del complejo se quedó algo sorprendido por las pretensiones de estos hombres. No buscaban un piso, sino dos, unos 1502 metros cuadrados de una de las torres que incluía un penthouse y una terraza para, anticiparon, construir una piscina. El escribano era Emilio Elías Roffo, quien por entonces no imaginaba que aquellos hombres eran socios y parientes del mismísimo Vladimiro Montesinos. La fiscalía de Perú investiga esta historia por sospechas de lavado de dinero desde el año 2000; el juez Norberto Oyarbide tiene aquí una parte de la causa a la que se sumaron por estos días los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers.
La historia de los dos pisos de Montesinos en una de las torres de las Marinas Golf es significativa. Al menos, lo es para Nelly Calderón Navarro, la jefa de la Fiscalía de la Nación del Perú. Desde hace casi tres años, la mujer rastrea los antecedentes de estas tierras. El 5 de julio de 2001 envió un informe y un pedido de trámites a la comisión de lavado de dinero de la Cámara de Diputados. En el pedido, la fiscal indicaba que “se ha logrado determinar con soporte documental suficiente que Montesinos posee y ha movilizado fondos cercanos a los 265 millones de dólares que se encuentran repartidos en bancos de Suiza, Estados Unidos, Gran Caimán y cuentas menores del Uruguay”. De esas cuentas “menores del Uruguay” habrían salido, según los documentos acumulados en la causa, los valores para pagar parte de la operación de compra en el Tigre valuada en ese momento en 2.500.000 dólares.
La compra no la hizo el propio Montesinos sino su cuñado, un italiano llamado Ezio Maddalena, que fue atendido personalmente por el escribano Roffo. En ese momento, Maddalena no dijo nada de todo eso, sólo se presentó como representante de Heuer Investment Corp, una empresa panameña repentinamente interesada en la compra y ahora investigada en la Justicia. Durante la entrevista con el escribano, el italiano Maddalena firmó los papeles de la operación y acordó los pagos. Desde ese entonces, la compañía giró una sola de las tres cuotas comprometidas. Al menos eso le explicó a esta cronista el dueño del complejo, Luis Eduardo Ignoto, el ex vicepresidente de San Lorenzo.
El interés de los peruanos por esta operación tiene algunas explicaciones. Los fiscales están convencidos de que el dinero girado desde el Uruguay a través del Banco Provincia era dinero proveniente de la droga. Pero, además, creen que Montesinos tenía montado alrededor de la Argentina una suerte de “Plan B”. Las relaciones de su antiguo patrón con el menemismo le permitieron soñar en algún momento con radicarse en este país si las cosas no salían bien. Ellos no se olvidan de que la Argentina le había servido de guarida al ex jefe de los espías durante la década del ‘80, cuando abandonó Perú en condiciones de prófugo y se refugió primero en Ecuador y luego en Buenos Aires. El 12 de septiembre del ‘82, quien por entonces era jefe de admisiones de extranjeros le extendió un número de documento y la residencia con domicilio en la avenida Córdoba al 600.
Graciela Ocaña, la diputada del ARI que formó parte de la comisión de lavado, tuvo en su poder buena parte de estos datos. Aunque el caso integró el informe preliminar de la comisión y no fue retomado aun entre los resultados, Ocaña evalúa ahora las razones de fondo por las que alguien como Montesinos se interesó en el país. “Es el tipo de sistema financiero el que facilitaba operaciones de lavado como éstas”, dijo.
En el marco de la investigación, en tanto, Oyarbide recibió en Buenos Aires hace unas semanas a Wayner Chávez Cotrina, el fiscal que investiga a Montesinos. A raíz de ese encuentro, dos fiscales federales se sumaron ala causa. Luis Comparatore y Patricio Evers le acaban de pedir al juez que remita a la Cámara Federal los antecedentes de la denuncia formulada por la Justicia del Perú. Como son acciones hechas en la Argentina, dicen, es necesario que se las investigue acá y no solamente en el Perú.

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