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La mala suerte de Toronto
Por P.L.
“Toronto tuvo la mala suerte de que los casos de neumonía atípica les llegaran desde China antes del 12 de marzo, cuando la OMS dio el alerta mundial; en Estados Unidos y otros países, en cambio, los primeros casos aparecieron después, por eso se tomaron las medidas adecuadas y no hubo trasmisión ni muertes”, explicó a este diario David Brandling Bennett, director adjunto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
–La experiencia de la neumonía atípica, ¿propicia una reformulación de los acuerdos sanitarios internacionales?
–Esperamos que el Reglamento Sanitario Internacional se modifique reconociendo la necesidad de compartir información lo antes posible. Hay que establecer con más precisión los criterios para tomar medidas, especialmente la sugerencia de postergar viajes no imprescindibles a determinados países –contestó Brandling Bennett.
De hecho, por sus efectos económicos, esa “sugerencia” puede funcionar no sólo como medida sanitaria sino como eficaz sanción contra el país que no cumpla con criterios compartidos de salud pública.
Por otra parte, “no es imposible que el SARS reaparezca en octubre o noviembre, en el otoño boreal, y que se haga presente en América latina. No hay que olvidar que en los años ‘70, cuando el cólera entró en Africa, anticipamos que llegaría a América latina: entró en 1991, por Perú, y se extendió por el continente”, advirtió Brandling Bennett.
–Se teme también una pandemia de gripe como la de 1918, que causó 50 millones de muertos.
–Sí, y es más, no entendemos por qué la pandemia todavía no se produjo, en función de la modalidad de mutación del virus de la influenza. Hoy tenemos buenos sistemas para detectar los nuevos tipos de virus y producir vacunas. Y tampoco hay que pensar siempre que el mal ha de venir de afuera: puede ser que una enfermedad emergente surja en América, como ya sucedió en la Argentina con el hantavirus.
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