SOCIEDAD • SUBNOTA › LA PROPUESTA ELABORADA POR VECINOS Y PROFESIONALES OBTUVO EL SEGUNDO LUGAR
Vecinos de Caballito decidieron participar en el concurso para hacer la mejor propuesta posible. En el armado contaron con el aporte de integrantes de Flacso y Carta Abierta. Proponen la gestión participada del espacio público.
› Por Eduardo Videla
Una inédita experiencia de planificación participativa se plasmó en un proyecto para la urbanización de la Playa Ferroviaria de Caballito, que obtuvo el segundo premio en el concurso convocado por Anses y organizado por la Sociedad Central de Arquitectos. Se logró a partir de la iniciativa de asociaciones vecinales y culturales del barrio y el trabajo conjunto con arquitectos e intelectuales de Flacso y Carta Abierta, muchos de ellos provenientes de distintas experiencias políticas. La propuesta resultante es la creación de parque temático ferroviario –Caballito fue justamente la cuna de los ferrocarriles argentinos– con un 75 por ciento de espacio público y una propuesta de gestión participativa de ese espacio, cuando la obra esté finalizada, con intervención de asociaciones vecinales.
“Se trata de una respuesta política a una situación dada: las organizaciones vecinales venían planteando para esos terrenos la demanda de un ciento por ciento de espacios verdes. Pero ante el hecho de que el concurso estaba en marcha, se buscó como respuesta presentar un proyecto que pudiera ser el mejor para los vecinos”, explica a Página/12 el arquitecto Jorge Giberti, asesor en Desarrollo Urbano del senador Daniel Filmus, quien junto a Marcelo Ades encabezó el equipo técnico.
Para los autores del proyecto, la metodología participativa resultó “una estrategia útil para un concurso que, a partir de su anuncio público, profundizó la conflictividad preexistente” en un barrio que se caracteriza por la gran cantidad de metros cuadrados construidos y la escasez de espacios verdes: un metro cuadrado por habitante. Por eso, a las organizaciones vecinales no les había caído bien la propuesta de urbanizar ese predio y así lo expresaron en la audiencia pública que se celebró en diciembre.
“Nos planteamos el desafío de componer una propuesta que, interviniendo en el concurso, recogiese esas demandas y a la vez cumpliera con las bases”, argumenta Giberti, quien fue funcionario del área de Espacio Público en distintas gestiones porteñas, desde 2000 a 2007.
Así, el proyecto fue armado en conjunto entre los técnicos y la comunidad: los integrantes de la asociación SOS Caballito, los promotores del espacio cultural Estación de los Deseos, que funciona en un galpón recuperado dentro de esos terrenos desde hace once años y el club Ferro Carril Oeste, que tiene instalaciones dentro del predio.
“El trabajo se dio en el marco de un debate sobre qué ciudad queremos. Nosotros coincidimos en la idea de una ciudad más inclusiva y participativa”, sostiene Rodolfo Diringuer, representante de SOS Caballito, una asociación vecinal que desde hace años viene luchando contra la construcción indiscriminada de torres y a favor de la generación de espacios verdes en el barrio.
Otro de los pilares del proyecto es su perfil temático vinculado con la historia del Ferrocarril del Oeste. “Aquí está la casa del primer administrador del ferrocarril, Norberto de la Riestra, el tanque de agua, dos balanzas de carga y el Patio de los Lecheros, todas construcciones e instalaciones que forman parte del patrimonio y de la memoria del barrio”, destaca Fernando Dahini, referente de la Estación de los Deseos.
En ese parque temático, una suerte de museo a cielo abierto, quedarían incluidas las actuales vías de la playa, para que un tren histórico haga el recorrido desde un andén auxiliar de la estación Caballito hasta el Patio de los Lecheros. En la casa histórica se planeó un centro de interpretación.
El proyecto contempla destinar a espacio público un 75 por ciento del terreno y el resto para la construcción de edificios para viviendas. No prevé la construcción de torres: los más altos, ubicados sobre la calle Yerbal, tienen ocho pisos. En cuanto al espacio verde, está prevista su continuidad con el parque lineal a construir tras el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Y la duplicación de la traza del puente que conecta el Norte con el Sur del barrio sobre las vías.
Pero la propuesta más original del proyecto es, sin dudas, “la gestión del espacio público en forma compartida entre el Estado nacional, la Ciudad y los vecinos”, describe Héctor Poggiese, del Programa de Planificación Participativa y Gestión Asociadas de Flacso, otro de los gestores del proyecto.
Es que, según la iniciativa premiada, “el éxito de la gestión futura del parque depende de que esas relaciones de corresponsabilidad se prolonguen, institucionalizando un mecanismo de gestión asociada entre actores comunitarios y gubernamentales”. Ese modelo se aplica con éxito desde 1994 en Parque Avellaneda.
“Este concepto puede ser aplicado incluso por el proyecto ganador”, sostiene Poggiese, quien junto a Giberti integra el espacio Carta Abierta. “Esperamos que sea incorporado para que los pasos siguientes del proyecto se hagan con la participación de los actores locales”, agrega. “Para eso –coincide Diringuer, de SOS Caballito– es necesaria la inclusión de las comunas, que hasta ahora han estado ausentes de este proceso.”
“Este concurso ha sido un gran estímulo para quienes pensamos que se debe y se puede hacer una ciudad de otra manera”, afirma Giberti. “Porque de otra manera, la ciudad crece regulada por el mercado, y el Estado deja de ser el gran planificador”, agrega Poggiese. “Y el resultado de eso son las inundaciones en Belgrano y la represión en el Borda, dos caras de la construcción indiscriminada”, coincide Giberti.
El proyecto premiado contó con la participación, además, de Gustavo Torchinsky, de la Asociación Voluntarios de Parque Centenario; las arquitectas Adriana Pérez Moraleja y María Constanza Rambaldi, Luis Alperín, Ricardo Muir, Marcos Polchowsky, Luis Rey, Juan Caranza, Estela Iglesias Viarenghi, Hugo Liberman Pasik, la paisajista Mara Fernández; los ingenieros Raúl Avila y Havier Fazio y el abogado Claudio Boada.
“Esta experiencia demuestra que es posible establecer una política específica para la ciudad –concluye Giberti–. Por eso se hace imprescindible repetirla y sostenerla como metodología a adoptar en procesos comunitarios, profesionales e institucionales de la Ciudad.”
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