Mié 24.07.2013

SOCIEDAD • SUBNOTA

El vuelco que no fue

› Por Raúl Kollmann

La defensa de Jorge Mangeri protagonizó otro hecho llamativo: en la tele dijo que tenía un testigo decisivo que iba a dar vuelta la causa, pero en el juzgado presentó algo muy distinto. Y con un final asombroso. Marcelo Biondi entregó al juez Ríos un fax emitido desde un locutorio y escrito a mano. El anónimo revive algo de la versión que dio la imputada por falso testimonio Beatriz Fuentes. Dice el texto que el emisor del fax (sería un hombre) vive en el edificio de la calle Ravignani, igual a lo que dijo Fuentes, que después resultó falso. El fax vuelve sobre la versión de Fuentes y le agrega que la empleada doméstica y la madre, Jimena, sacaron el cuerpo y que intervino un taxista, que no es el mismo de la otra vez. Y da un par de patentes. El autor del anónimo conoce algo de la autopsia, porque hace mención a un golpe que Angeles registra en el mentón. Dice “maxilar”, o sea que domina términos legales y médicos. Pero fuera de eso, reitera versiones ya descartadas por otros habitantes del edificio de Ravignani. En su conferencia de prensa diaria, Miguel Angel Pierri no dijo que tenía un fax anónimo, sino un testigo de carne y hueso. Por ahora, no se presentó. En el fax, manuscrito, se realiza una curiosa advertencia: le dicen al juez que no se le ocurra pedirles una prueba de escritura a todos los vecinos del edificio para saber quién era el autor del texto. “Este fax se lo hice escribir a un amigo”, dice. El supuesto denunciante tomó nota de lo ocurrido cuando la testigo introdujo su versión: Ríos hizo declarar a los 24 vecinos del edificio.

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