Jue 25.07.2013

SOCIEDAD • SUBNOTA  › LA OPINIóN DE LOS PASAJEROS

Cal y arena

Para algunos pasajeros el metrobús de la avenida 9 de Julio, inaugurado ayer, resultó ser una carroza salida de un cuento de hadas y para otros un zapallo. Los que veían el lado positivo de los carriles diferenciados para colectivos destacaban la reducción de los tiempos de viaje de 10 a 15 minutos mientras que los desertores estaban enojados por no poder bajarse en sus respectivas paradas que dejaron de existir en el recorrido o eran pasadas por alto por los choferes que no sabían bien dónde subir y bajar a la tripulación.

“Es la primera vez que uso el metrobús, lo acabo de probar. Trabajo sobre avenida Santa Fe y me iba a tomar el subte pero quise probar esto.

Nunca me tomo este colectivo pero imaginé que iba todo derecho hasta el Obelisco en Corrientes, donde me tenía que bajar. Estoy conforme, veremos cómo sigue”, explicó a Página/12 Ayelén Richard, quien subió al colectivo 67 en la parada de Santa Fe.

En tanto, Olga Valderrey, quien también tomó el colectivo en Santa Fe, afirmó: “Es mi primera vez. Estaba todo bien indicado, esperé un ratito y ahora me dijo que me lleva hasta la calle que quiero ir, que es Chile. Esperemos que así sea”.

Sin embargo, los buenos augurios no eran compartidos por todos los presentes, ya que el chofer estaba bastante nervioso con el tráfico y los nuevos carriles. Sólo bastó que divisara a un grupo de manifestantes en la Plaza de la República, a la altura de avenida Corrientes, para que dijera: “¡Ay Dios, quieren cortar el metrobús!”. También tuvo un intercambio de algunos minutos con una señora de escasa movilidad que quería bajar por adelante y él no se lo permitió.

“Somos de Berazategui y nos subimos al colectivo en plaza Francia, así que nos dimos cuenta de lo del metrobús durante el trayecto por las paradas. No nos modificó en nada”, contó la adolescente Paola Rogonese, acompañada de su amiga Mariela Condard. Mientras tanto, alguien dijo en tono jocoso: “Estamos probando el metrobús” por una maniobra un tanto brusca del conductor que subió la loma de acceso a la parada sin bajar la velocidad.

Por su parte, un estudiante de Derecho de la UBA, Juan Molina, se mostró optimista. “Es la primera vez que lo uso. Por lo menos a esta hora viene con un buen ritmo, tendría que probar en el horario que lo uso habitualmente, más cerca de las 20, 20.30. Ubiqué fácil la parada. Parece que sirve. A mí me sirve porque estudio en la Facultad de Derecho y vivo en Constitución.”

Llegando a destino, hubo un nuevo problema con las paradas. “No tiene parada en San Juan sino en Plaza Constitución. Voy a tener que volver para atrás”, le gritó una mujer a otra persona por celular. Otra señora despotricaba por lo mismo: “Mirá hasta dónde me trajo”.

Una vez en destino, hubo dos miradas opuestas sobre el recorrido. “Está muy bien. A mí el metrobús de Juan B. Justo me ahorra 15 minutos de viaje desde Pacífico hasta Haedo en el 166. Hay que acostumbrarse y hacerlo donde se pueda hacer”, dijo Estela Pérez. Sin embargo, una abuela con un nietito vociferó al pasar: “Es una porquería, nadie sabe dónde se puede bajar”.

Informe: Julieta Rumi.

Nota madre

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