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La extorsión que no fue
“Los requisitos del tipo penal que se pretende acreditar no se dan ni por asomo”, concluyó el fiscal de Morón Gustavo Robles, quien intervino en otra de las causas promovidas por los defensores de Julio César Grassi, en este caso para intentar desacreditar el testimonio de “Gabriel”, el otro testigo clave. Grassi, con el aporte de Juan Domingo Pérez, uno de sus colaboradores más inmediatos en la “Fundación Felices los Niños”, acusó a “Gabriel” por un presunto intento de “extorsión” que, desde el vamos, se desacreditaba por endeble. Lo llamativo es que Grassi fue asistido en la causa por Hugo Wortman Jofré y Luis Moreno Ocampo, flamante fiscal del Tribunal Penal Internacional, quien ha recibido críticas en Europa, sobre todo en el “NRC Handelsblad”, el principal diario de Holanda, por haber representado “a un cura acusado de pedofilia”.
La causa por supuesta “extorsión” fue un despropósito. Según GrassiPérez, un joven que dijo llamarse “Javier Galván” se presentó el 22 de octubre de 2002 en la Fundación “Felices los Niños” pidiéndole una suma de dinero –no determinada en la denuncia– para impedir la salida al aire del primer programa de “Telenoche Investiga” en el que se hizo pública la acusación por abuso sexual. La investigación judicial demostró que en la mesa de entradas de la Fundación no está asentado el presunto ingreso de “Galván”, como es habitual con las visitas. Además, es extraño que al principio lo llamaran “Galván”. De haber sido “Gabriel”, Grassi y Pérez conocían su nombre real porque había estado internado en la Fundación.
Los abogados de Grassi apelaron la decisión del fiscal Robles de cerrar la causa por “extorsión”, pero la Cámara de Apelaciones de Morón, con la firma de Néstor Martínez y Jorge Bourdieu, confirmó la decisión y dijo que no hay constancia del supuesto delito. La presencia de “Galván” nunca pudo ser demostrada por Grassi-Pérez.
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