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Atractivo turístico
Por P.L.
El solitario peroné de 1,60 metro del que después se nombraría como Argentinosaurus huinculensis había sido encontrado a siete kilómetros de Plaza Huincul por un puestero que, sabiamente, avisó al Museo. En 1989, el paleontólogo porteño Rodolfo Coria se afincó en Plaza Huincul para dirigir el museo y la actividad arqueológica en la zona. En 1993, la existencia de esta nueva especie de dinosaurios, los mayores del mundo, fue reconocida por la comunidad científica internacional. La reconstrucción del esqueleto completo costó 250.000 dólares y fue posible por contribución del Museo de Ciencias Naturales de Atlanta, Estados Unidos.
“Vamos a señalizar la ruta Buenos Aires-Bariloche para que los turistas sepan cómo pasar por Plaza Huincul”, se entusiasmaba ayer Alberto César Pérez, intendente de esta ciudad. El dinosaurio de Plaza Huincul es fácilmente incluible en los circuitos turísticos de San Martín de los Andes y Junín de los Andes, desde donde se puede ir y volver en el día.
El geólogo Alberto Garrido destacó que el Museo de Plaza Huincul “es uno de los más activos de Latinoamérica desde el punto de vista científico: otros museos tienden a limitarse a exponer ejemplares, sin un intenso trabajo de investigación”. En cambio, los investigadores de Plaza Huincul publican regularmente en revistas internacionales.
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