SOCIEDAD • SUBNOTA
› Por Horacio Cecchi
La solución a la filtración de las comunicaciones de una oficial de la Bonaerense que estaba al frente de la comisaría 3ª de Dock Sud, y que pidió ayuda telefónica porque estaba sola, a cargo de 30 presos, no tenía handy para comunicarse y escuchaba ruidos en el techo, tuvo un epílogo imaginado: fue desplazado el jefe del área, el superintendente de Seguridad Zona Sur de la Bonaerense, comisario general Sergio Marcelo Gil. En el cargo fue designado otro uniformado de la misma jerarquía, Julio Errasquin Coradazzi, quien se desempeñaba al frente de la Superintendencia de Comunicaciones. Respecto de Gil, se indicó que quedó “a disposición”, sin que quede claro que dicho desplazamiento no implique otra cosa que correrlo de escena hasta que se enfríe la situación. El caso fue revelado esta semana, cuando la oficial Deborah Sánchez pidió refuerzos en la tercera de Dock Sud, Avellaneda, ya que había escuchado ruidos en los techos de la seccional y estaba sola con 30 detenidos. Ayer, como si nada de esto hubiera ocurrido, el ministro de Seguridad, Alejandro Granados, dijo que aquel intendente “que no invierte en seguridad está perdido”. Recordó que “el decreto (sobre la emergencia en seguridad de Daniel Scioli) nos permitió tener la Policía Local, que nos permitirá tener en junio del próximo año 15 mil nuevos hombres”. De todos modos, esa cifra no redundará en uniformados que acompañen a las Sánchez y semejantes, que seguirán solos/as y a destajo: la cifra corresponde a guardias municipales no policiales. Lo dijo durante un acto de entrega de 10 patrulleros, no en Dock Sud sino en Bahía Blanca.
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