SOCIEDAD • SUBNOTA › MARTIN EYNARD, UNA MIRADA SOCIOLOGICA
› Por Soledad Vallejos
“Que no haya una mirada superficial sobre un fenómeno social bastante complejo”, advierte el sociólogo y doctor en Ciencias Sociales argentino Martín Eynard desde Italia, donde trabaja un proyecto sobre cultura y alimentación que focaliza intercambios entre Italia y Argentina. En estos días, Eynard presentó en la International Commussion on the Anthropology of Food (ICAF) un estudio sobre un aperitivo argentinísimo: el fernet con cola. En realidad, “sobre el fernet con cola y la construcción social de ese artefacto cultural actualmente en Italia”, donde la compañía productora más tradicional, Branca, lleva adelante la campaña del Fernandito. “No es más que nuestro viejo y querido fernet con cola”, dice, cordobés a fin de cuentas, Eynard. “En Italia tiene otro perfil diferente del nuestro, diseñado para un nicho de jóvenes de sectores medios y altos, y basado en el argumento positivo que puede representar la idea de ‘mezcla’, ‘cool’, ‘figo’, como se dice en Italia.” El nuevo público al que quiere atraer la empresa, con esa combinación, es, básicamente, clase media universitaria que busca consumos sofisticados.
Los aperitivos, recuerda Eynard, son una industria potente y tradicional en Italia, donde la competencia en ese sector es grande. “Dominan el Campari y el Aperol, sobre todo en la región nordeste, donde el spritz (N. de R.: un aperitivo de prosecco y aperitivo tradicional, muy presente en la vida cotidiana y que suele ser mencionado en productos de la industria cultural como puede aparecer el asado en relatos sobre Argentina) juega de local. Lo que yo propongo es un análisis crítico de lo que aquí se sugiere en cuanto al Fernandito como aperitivo, que para los italianos es nuevo, y lo hago rescatando aspectos culturales y materiales de nuestro país, que aquí luego han sido reapropiados con la intencionalidad de relanzar un producto que sostiene su performance en el mercado global, también gracias a las ganancias que se giran desde Argentina.”
–En Argentina, parte del marketing del rubro de aperitivos refuerza lo que tienen de tradición: cómo lo trajeron los inmigrantes, qué tan habitual era el consumo cuando se encontraban los amigos, las familias.
–Eso es parte del carácter socialmente construido del producto, siempre se hace cierto recorte. En un contexto como el actual, donde está sobreestimado lo legítimo, lo que tiene que ser auténtico, obviamente que la cuestión de la inmigración tiene un plus para el caso argentino.
–¿Por qué?
–Es algo que no pasa sólo en Argentina, sino en todos lados. Haciendo un poco de sociología de café, podemos pensar en moda: cuando ves los orígenes más sociológicos de la moda de los hipster, ves, o por lo menos en Europa, una serie de prácticas de marcas identitarias vinculadas con la ropa, el corte de pelo, tener la barba de cierta manera y no de otra; esa moda tiene anclaje en la estética victoriana inglesa. ¿Qué quiero decir? Que todas las modas se retrotraen a algo y promueven cierta serie de valores. Para Argentina siempre ha sido un tema caro, cercano, esto del coqueteo con la cultura italiana. De cierta manera, me parece justo que así sea, forma parte de la historia. Pero son siempre recortes. De la misma forma también podemos hacer recortes sobre la cultura alimentaria de los pueblos originarios. O nos podríamos poner a defender el maíz, la papa y una serie de alimentos americanos que hace un tiempo se están destruyendo. Pero más allá del poder creativo de la industria, me parece una tendencia legítima, y tiene aristas interesantes en la construcción de identidad de nuestro país.
–En esos intercambios entre Argentina e Italia, es curioso el caso que subraya del marketing del fernet.
–Según lo que he podido ver, es nuevo el tema del Fernandito en Italia, de los dos, tres últimos años. Hay que pensar que Branca tiene dos fábricas de fernet en el mundo: una en Italia y otra en Argentina. Obviamente prestan atención a los perfiles de consumo en Argentina. A nivel mundial, hay registros que indican que Argentina es el país que más fernet consume en el mundo, en cuanto al cálculo de litros por año por persona. Y la cuota de consumo regional es notable: un tercio en Buenos Aires, un tercio en Córdoba y el tercio restante se reparte en el resto del país. Y a mí me parece destacar que aunque parezca una cosa superficial, el fernet con cola es un fenómeno social complejo, que enlaza un plano corporativo de condiciones materiales de producción, la cuestión cultural, la de la construcción de identidades. Hay una serie de construcciones culturales en torno de esta bebida que indica el valor que le da el consumidor.
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