“No se ve nada, sólo una humareda y puntos blancos” apenas visibles en las laderas de una montaña abrupta, afirman los habitantes del pueblo francés de Le Vernet, cercano al lugar donde se estrelló el avión de Germanwings. “El problema es que no se ve nada cuando se está frente al lugar. Hay que saber que un avión se estrelló para comprender algo de lo que pasó”, relató Jean-Louis Bietrix, guía de alta montaña de 62 años.

Bietrix, junto con otros habitantes de Le Vernet, fue uno de los primeros en llegar al lugar del accidente, el martes al mediodía, para acompañar a los gendarmes que no conocían la zona. Para acceder a ella, hay que circular durante 20 minutos por una ruta difícil de unos cinco kilómetros, hasta llegar al puerto de Mariaud (1561 metros de altitud) con una 4x4 potente porque “de lo contrario no se puede pasar”, apuntó Richard Bertrand, de 64, quien vive en la zona. Luego hay que marchar 30 o 40 minutos por un terreno que “ni siquiera es un camino, por ahí hay sólo vacas”. Desde ayer, los accesos fueron bloqueados la Gendarmería.