El 18 de mayo de 2005 se desató un incendio en una suntuosa residencia para mayores del sur del conurbano emplazada en una casa centenaria y ubicada en Vicente López 938. La casona tenía dos plantas y capacidad para 24 personas. Ese día había alojadas 32. En un garaje reciclado, convertido en una habitación doble, se desató el incendio que costó la vida de tres ancianos. El fuego comenzó cuando un cortocircuito quemó un turbo ventilador donde dormían Josefina Spano, Juana Cardetti y Francisco Beussi. Una de las dos mujeres estaba atada a la altura de la cintura al elástico de la cama con una cinta similar a las que se usan en las persianas de enrollar. El hombre, presumiblemente, intentó escapar, ya que su cuerpo fue encontrado tirado en el suelo. Por la puerta que conectaba el garaje con el resto de la casa pasó “humo de alta densidad” de plásticos y colchones que ardieron. La única enfermera que los cuidaba pidió auxilio, pero no pudo abrir las puertas del frente porque no tenía las llaves. Los primeros protagonistas del rescate fueron los vecinos; muchos se acercaron para contener a los abuelos en estado de shock, la mayoría con principio de asfixia. Bomberos y policías hallaron entre las ruinas cinco matafuegos cargados. Pero ninguno fue utilizado porque no había en el establecimiento quien los usara. Los dueños del lugar fueron detenidos, acusados de triple homicidio culposo.