SOCIEDAD • SUBNOTA › PIOMBO, LEJOS DEL “MODELO ACTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS”
› Por Soledad Vallejos
La renuncia del juez Horacio Piombo pone en blanco sobre negro “el vaso medio vacío y el vaso medio lleno a la vez”, sostuvo el juez federal Carlos Rozanski en diálogo con este diario. “La sociedad reacciona ante un caso de jueces discriminadores y misóginos. Reaccionó la Universidad Nacional de La Plata (N. de R.: hoy, el Consejo Superior de esa casa de estudios tratará el pedido de destitución definitiva de Piombo), reaccionó el poder legislativo, que comenzó a tramitar pedidos de juicio político, también han surgido denuncias de la sociedad civil, como la de la Federación Argentina LGBT. Acá, es claro que el repudio al contenido de los fallos de esos jueces es de la sociedad. Y cuando la sociedad repudia desde lugares tan distintos, es evidente que hay un espacio social de maduración sobre estos temas. Es algo que pocas sociedades tienen. Y la reacción garantiza que ese espacio que ahora dejan estos jueces no sea llenado nuevamente por alguien que tenga ese mismo modo de pensar”, evaluó el magistrado.
El alejamiento voluntario de Piombo, de todos modos, “en este caso, tan fuerte, con una denuncia tan fuerte de organismos no gubernamentales, impide que se haga el juicio político. Es como que queda un camino sin cerrar”.
Desde hace mucho tiempo, se viene diciendo que los jueces no pueden ser sancionados por el contenido de su sentencia. En realidad, eso no tiene que ver con el modelo actual de los derechos humanos en Argentina. Un juez no tiene un cheque en blanco para escribir una sentencia. Sí puede tener una posición jurídica determinada, lo que no puede hacer es violar, en el fallo, los derechos esenciales de víctimas o victimarios.
En este caso, ¿cuál sería la parte negativa?
La parte vacía del vaso es que la sociedad tiene que tener reflejos lo suficientemente rápidos como para que quien muestra un pensamiento arcaico, misógino y destructivo no pueda seguir dictando sentencia. En el caso de estas dos personas, ellos ya tenían antecedente de dictar sentencias del mismo estilo, al punto que el Inadi había hecho un dictamen en uno de los casos, el del pastor, señalando que era discriminatoria, y la Corte Suprema provincial en base a eso lo revocó. Todos los días se revocan fallos, porque son las instancias del juego democrático. Pero en este caso, eso sucedía porque los jueces eran discriminadores.
Está diciendo que en un caso así, no alcanzó.
En una sentencia el juez pone ideología, pensamiento. Y en este caso, era claramente discriminatorio respecto de las víctimas pobres, Entonces, ya, con eso, no podía seguir siendo juez. No recién ahora: ya en aquel momento.
¿Y la parte positiva?
La parte medio llena del vaso es que queda claro que alguien capaz de juzgar como Piombo está en las antípodas de modelo actual de derechos humanos. Es alguien que está en las antípodas de lo que la sociedad quiere como juez. Ahora va a haber que sentarse a discutir cómo mejorar los mecanismos de selección, para que sí se tenga en cuenta que no puede serlo alguien con pensamiento misógino, discriminador y aberrante.
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