Después de lograr que el médico le recete una droga bajo su nombre químico y evitar caer en la trampa lobbística de los laboratorios, ¿con qué situación se encontrará el paciente cuando en la farmacia llegue su turno? Suponiendo que le entreguen la droga en bruto y fraccionada a medida, ¿bajo qué presentación se la venderán? “Ese es un tema verde”, reconocen en el Ministerio de Salud. La implementación para que los genéricos lleguen al mostrador de las farmacias tiene algún antecedente internacional y en la propia provincia de Buenos Aires.
“En el Reino Unido, donde la comercialización de los genéricos es usual, las farmacias los entregan en pequeños frascos que llevan el nombre de la droga y la dosis recomendada”, explicó a Página/12 Reynaldo Saccone, presidente de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud Bonaerense (Cicop).
“Vendrán entonces enfrascados, como los ‘preparados’”, se animó a arriesgar Saccone, aunque inmediatamente llamó la atención sobre los resultados de la aplicación de la misma norma vigente desde hace diez años en la provincia: “Lo único que cambió fue que los laboratorios modificaron el nombre de muchos de sus productos. Los denominaron con el nombre de la droga seguido por el del laboratorio. Pero el precio no varió, aunque sí se hizo más sencillo para los clientes distinguir entre productos similares y elegirlos según el precio”.