Por P. L.

“Todos los meses, cada día 16, hacemos una misa en la Catedral de San Isidro –cuenta Elsa de Schenone, madre de Marcos–. Allí iba a misa mi hijo y allí pensaba casarse.”
“Mucha gente de la zona organiza sus horarios para estar en la misa. Uno los ve, en la misa, a lo mejor no sabemos el nombre pero sentimos que están con nosotros. Sentimos que la gente nos acompaña; en la calle, al entrar a un negocio, la gente nos dice que sigamos adelante, que desean que todo termine como debe terminar, con justicia”, agrega la madre.
Es que “cuando mi hijo fue asesinado, yo dejé de ser la persona que era para pasar a ser simplemente la madre de Marcos Schenone”.
La señora denuncia haber recibido “cartas documento firmadas por esta gente, que no quiero nombrar” y que son los hermanos Conzi, “para que me calle la boca. Pero yo quiero que lo juzguen, no sólo por la muerte de Marcos sino por los intentos de homicidio a las otras cuatro personas que iban en el auto, porque no quiero que esta gente vuelva a hacerle a nadie lo que nos hizo a nosotros”.
La madre de Marcos Schenone pide “que también sean juzgados sus cómplices: los que lo ayudaron a escapar, el que le ofreció un departamento para que se refugiara en Mar del Plata, los que dieron falso testimonio”.
Y sostiene que “ellos creían que iban a seguir amparados por la impunidad, porque el crimen de mi hijo no fue el primer episodio de ese tipo”.
La señora refiere además que, desde el crimen, tanto ella como familiares fueron varias veces intimidados: habla de autos desconocidos que la siguieron, “pero, sin pruebas, no puede acusar a nadie”.