“Las operaciones de cambio de sexo no implican un dilema ético, porque nunca hay un tercero ofendido”, afirmó ayer la médica María Luisa Pfeiffer, miembro de la Asociación Argentina de Investigaciones Eticas. La experta aclaró que “lo que una persona busca en estos casos es que su identidad psico-social esté apoyada en una identidad biológica”. En el caso de un hombre que se siente mujer, lo que busca es ponerle fin “a la imposibilidad de ser una mujer realmente”. De no hacerlo “es posible que lleve una vida frustrada”. La sexóloga Isabel Boschi advirtió sobre el riesgo de prohibir este tipo de intervenciones quirúrgicas. “A fines de los años ‘60 y comienzo de los ‘70, una clínica extranjera operaba en forma gratuita y, cuando dejó de hacerlo, hubo muchos automutilados”. En la Argentina no hay una legislación precisa sobre el tema y cada autorización o rechazo depende de lo que decida el juez de turno.