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El vuelo 3142 que terminó en llamas
Un avión de la empresa Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA), cuyo destino era Córdoba, y transportaba a 100 pasajeros, se estrelló el 31 de agosto de 1999 en el predio de Punta Carrasco, a pocos metros de la cabecera sur del Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery. El trágico accidente dejó como saldo 67 personas fallecidas. Tras el maratónico recorrido, el Boeing 737 destruyó parte del muro perimetral del aeroparque, los carteles de la plazoleta que marca el cruce de Costanera con la avenida Sarmiento y arrastró en su paso a vehículos que circulaban por el lugar, para luego estallar en llamas.
En su loca carrera, el vuelo 3142 de LAPA, que comenzó a las 21 de un fatídico martes, avanzó a ras de la pista hasta la entrada misma de Punta Carrasco, cuando dio un brinco hacia arriba y se clavó de punta sobre terrenos que pertenecen a la Asociación de Golf. Allí comenzó a arder. “Escuchamos un ruido típico de frenada. Se produce un gran hongo de fuego y esperamos a ver si podíamos sacar a alguien a los tirones”, contó una de las 300 personas que practicaban golf, aquel día.
“Vi a una señora que corría, a la que se le estaba quemando la blusa. Yo solamente alcancé a sacar a tres. Lástima que no alcancé a sacar a más gente, no hubo tiempo. Vi cómo los que quedaban adentro se quemaron vivos”, relató ese 31 de agosto un empleado del campo de golf.
Al menos 21 heridos fueron trasladados al Hospital Fernández. La caja negra del avión fue rescatada por personal de la Fuerza Aérea y de inmediato fue puesta a disposición del entonces juez Gustavo Literas, quien se hizo presente en el lugar una hora después del accidente y a los pocos minutos ordenó el desalojo de la zona, ante la presencia de una multitud de curiosos.
Los dos pilotos del avión intentaron despegar mientras sonaba una alarma de peligro que, por 35 segundos, indicó que los flaps, que dan al avión la sustentación necesaria para despegar, no habían sido accionados. “No sé qué es lo que está sonando, viejo, pero está todo bien”, señaló el piloto Gustavo Weigel a su copiloto, Luis Etcheverry, según registró la caja negra.
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