Dom 24.03.2002

SOCIEDAD • SUBNOTA

El agua y el indio

Hay un texto escrito sobre Naicó en el 1900. En esas líneas, ahora compiladas por la Fundación Responde, hay un indio llamado Freites que da una de las claves del pueblo:
“Nam-Co quiere decir aguas perdidas. El que está siendo baquiano no puede llegar hasta allí, todos sus médanos son puntudos y puntudos son leguas y leguas, es agua perdida en el medanal. Cuando era un muchacho chico yo iba a visitar a un indio rico que vivía en Naicó. Se llamaba Lausta-Toró, toro petiso. La esposa era tía mía. Vivía como criador, cerca de la laguna Noam-Co. Con cavar con una pala entre los médanos salía agua.”
Los indios nunca dejaron señales sobre los lugares donde recogían el agua. Cubrían con arena o tierra las rastrilladas para disimular las surgientes de agua potable. Lo hacían para que las tropas expedicionarias no pudiesen usarlas. Por eso los blancos no encontraron las surgientes hasta la década del 40. Hasta ese momento, el pueblo vivía del agua transportada por el tren.
El 20 de febrero de 1943, el diario La Capital de La Pampa anunciaba que Naicó pedía mil metros de caño para construir las instalaciones de agua potable. Un ingeniero convocado por la comisión de vecinos había hecho un estudio haciendo perforaciones que intentaban localizar el agua. El 22 de mayo de ese año, el diario anunciaba la conclusión de aquel pedido de caños: en el pueblo, decía, empezaba la construcción de los pozos. El ingeniero había encontrado el agua.

Nota madre

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