SOCIEDAD
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“Traigan una pelota”
“Traigan una pelota, así les demuestro que estoy bien”, les dijo Diego a los médicos, ayer a la mañana, medio en broma, medio en serio, como para demostrar que ya estaba bien, en condiciones de dejar ese lugar donde ya se sentía prisionero.
Desde el día anterior había empezado a recibir visitas, estaba levantado y caminaba por la habitación, pero no podía salir de allí porque hasta los familiares de los otros pacientes internados en el cuarto piso de la clínica y maternidad estaban pendientes de su presencia.
“Quiero jugar al golf”, comenzó a insistir después, más en serio que en broma. La insistencia taladró la paciencia de las enfermeras y los médicos que, finalmente, optaron por proponer un acuerdo: el paciente se iría con el consentimiento expreso de su médico personal y el suyo propio, lo que dejaba a la clínica libre de cualquier responsabilidad. El acuerdo incluyó, además, una salida que lo pusiera a salvo de la hinchada y los movileros.
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