Por José Maggi
Desde Santa Fe

El arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, ofició ayer una misa en uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad que padeció las aguas del río Salado. En pleno corazón de barrio La Florida –que aún atesora un grupo de carpas enviadas por el gobierno italiano con medio centenar de inundados viviendo en su interior–, Arancedo respaldó el informe redactado por la Casa de Derechos Humanos que asegura que en el último año hubo 43 nuevas víctimas por la inundación. El mismo texto que el propio gobernador Jorge Obeid había relativizado en los últimos días, poniendo en tela de juicio su grado de seriedad.
Si bien la homilía no fue lo “dura” que muchos esperaron, tiene ese aspecto para resaltar. En un aparte con la prensa, Arancedo respondió también otras preguntas.
–¿Qué es en definitiva lo que le pide al poder político?
–Que haga una lectura de lo que ha sido este día celebrado en paz, en recogimiento y en dolor. Y con justos reclamos.
–¿La dirigencia política estuvo junto a la gente cuando la necesitaron?
–No me corresponde a mí hacer esa lectura. En lo personal yo he tratado de estar. Por eso digo que este día debería ser de apoyo al reclamo justo de quienes aún hoy sufren las consecuencias. Lo que digo es que la dirigencia política debería saber leer lo que pasó hoy. Un día cargado de dolor pero también de esperanza. Por eso hace falta un poder político para canalizar todo lo de bueno que en este día estamos viviendo.
–¿Cómo analiza la reconstrucción de la ciudad?
–Bueno, se han hecho obras. Sería injusto decir que no se han hecho. Pero había falencias de muchos años que quedaron sin hacerse. En este sentido, es de desear que toda la defensa oeste esté terminada cuanto antes para dar una solidez y una tranquilidad para todos. Así como también la reconstrucción de los barrios más carenciados, que son cosas pendientes.