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El caso de los mutilados
El ataque de ayer contra dos empleados de Edesur en Lanús cuenta con dos antecedentes de similares características.
El primero de los hechos tuvo ribetes mafiosos, ya que dos empleados de una empresa subcontratista de Edenor no sólo fueron asaltados sino también le amputaron un dedo a cada uno a modo de advertencia. Las víctimas fueron Daniel Eduardo Berón, de 39 años, y Miguel Alfaro, de 34. A cada uno de ellos le cortaron una falange del dedo índice de la mano derecha.
El hecho ocurrió la mañana del 7 de junio pasado, cuando los empleados se trasladaban por Camino de Cintura y avenida Don Bosco, de La Matanza, y fueron sorprendidos por cuatro hombres que se les cruzaron en un auto. Uno de los empleados quedó reducido en el vehículo en el que circulaban, mientras que el otro fue obligado a subir al de los delincuentes. Luego de mutilarlos, Berón y Alfaro fueron abandonados.
El otro antecedente ocurrió el 10 de abril del 2001, cuando Juan Domingo Míguez, empleado de una contratista de Edesur, fue baleado en Dock Sud, partido bonaerense de Avellaneda, por dos hombres que le recriminaban haber cortado una conexión clandestina de luz. Míguez estaba junto a un compañero de trabajo, Alberto Barrios, y ambos reconectaron la conexión clandestina ante las amenazas de dos hombres. Cuando se iban, comenzaron los disparos que hirieron a Míguez.
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