SOCIEDAD
• SUBNOTA › ERIC CALCAGNO (H)
De la recuperación al crecimiento
La escasa, pero eficaz ideología del miedo, abarca también el campo de la economía. De las muchas amenazas que el pensamiento reaccionario blande por sobre la recuperación económica, entre las que sobresale el tema del Fondo o las retenciones, ninguna parece más terrible que el aumento de los salarios. En realidad, la discusión acerca de los salarios abarca un aspecto teórico, otro social y uno político.
Desde la teoría, nos encontramos en una situación en donde lo que es justo desde el punto es lo eficiente en la perspectiva económica. Es imposible reactivar una economía si no existe suficiente demanda efectiva. Nadie va a invertir, sin su producción no hay compradores; y no puede haberlos si la población sólo dispone de ingresos ínfimos. De acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, el 10 por ciento más pobre tiene ingresos medios por persona de 82 pesos mensuales; y el promedio del 10 más rico es de 1.975 pesos; pero los economistas del establishment insisten en la economía de la oferta. En un enfoque más social, los bajos salarios y la desocupación son los dos factores fundamentales de la actual pobreza en la Argentina (que en 2002 llegó al 54% en el Gran Buenos Aires). Con base en 1988=100, los salarios reales llegaban a 71,9 en 1998, a 59,0 en 2002, y a 62,8 en 2003. Dentro del ingreso nacional cayeron de 51,9 por ciento en 1950 a 34,2 por ciento en 2002 (cifras del Indec).
Por último, la política. Los nuevos aires que vivimos serán muy frágiles si permanece la estructura de poder del antiguo régimen. Esto significa que la distribución del ingreso no es sólo la necesidad de ajustar una variable económica atrasada, como lo era el tipo de cambio en la era de la convertibilidad, sino en transformar la sociedad argentina a través de la inclusión masiva de los 18 millones de pobres. Sólo será posible establecer nuevas relaciones de poder y privilegiar otros actores económicos y sociales a través de una relación salarial que sostenga la demanda y no de modo asistencial.
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