SOCIEDAD
• SUBNOTA › LA INTERNACION COMPULSIVA, SEGUN LOS EXPERTOS
Sobre derechos del paciente
Por P. L.
“Se está violando el derecho de Diego Maradona a tener el tratamiento que desee”, manifestó el secretario de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de Buenos Aires. Por su parte, la titular del posgrado sobre Toxicomanías de la UBA afirmó que “salvo el caso de los psicóticos, afectados por delirios y alucinaciones, los pacientes tienen el derecho de decidir sobre sus tratamientos” y sostuvo que “las internaciones bajo régimen policial, que aíslan al paciente apuntando sólo a separarlo de la droga, no son recomendables, ya que tienen un altísimo porcentaje de recaídas”.
Héctor Barberis, secretario titular de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio Público de Abogados porteño y profesor en el Master Interdisciplinario de Adicciones de la Universidad del Salvador, aclaró que hablaba “a título personal” al estimar que “se está violando claramente el derecho de Maradona a tener el tipo de tratamiento que él desee. Hemos visto a Maradona por la televisión: lo hemos visto muy triste, decaído, pero no que tuviera alteraciones del juicio; si no las padece, se habilita claramente el principio de autonomía y él puede elegir con quién, cómo y dónde atenderse. Y las condiciones de una clínica psiquiátrica, como aquella donde está alojado, no parecen las mejores para una persona que tiene un problema, el abuso de drogas, que no es psiquiátrico, aunque puedan serlo sus consecuencias”.
Deborah Fleisher –responsable del posgrado “Clínica de las Toxicomanías” en la Facultad de Psicología de la UBA, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y autora de Configuraciones toxicómanas– destacó que “en general, los pacientes que no son psicóticos tienen la posibilidad y el derecho de decidir sobre sus tratamientos; me refiero a la psicosis como a aquellos cuadros donde aparecen alucinaciones o delirios, no como producto de la droga sino de la estructura clínica”. La profesional destacó que “la adicción no es un diagnóstico: puede haber adicción en la neurosis, en la perversión, en la psicosis. Tampoco hay que apurarse a identificar suicidio con las denominadas ‘conductas suicidas’, que pueden señalarse en adictos a sustancias ilegales tanto como en fumadores compulsivos y en obesos compulsivos”.
En cualquier caso, “las llamadas comunidades terapéuticas, centradas en el impedimento, la prohibición, la separación de la droga, no van al quid de la cuestión: aplican recursos como la ‘confrontación’, el ‘hermano’, la ‘sombra’, que son distintas maneras de vigilar: todo parece funcionar perfecto pero, cuando los pacientes son externados, la cantidad de recaídas es enorme”, sostuvo Fleisher.
La titular del posgrado de la UBA destacó “la importancia central de generar para estas personas un espacio de ‘dicción’, un espacio para la palabra. También, ofrecerles actividades donde puedan poner su interés, facilitándoles otras vías de placer, por ejemplo, mediante el arte, y respetando los gustos de cada persona. Sostener al paciente; si es necesario, apelar a acompañantes terapéuticos; y establecer dispositivos que le permitan ir dejando la sustancia. Sin olvidar que la nuestra es una época de toxicomanía de masas, sostenida por el mercado”.
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