La falta de efectivo y la reticencia al uso del dinero plástico provocaron cambios de hábitos en la ciudad: hubo menos autos en la calle; los pocos que salieron apenas cargaron combustible, no más de 10 o 20 pesos; la gente trató de evitar el taxi y, si no había más remedio, intentó negociar viajes, por ejemplo, con un cheque adelantado.
“Estamos trabajando a pérdida”, dice Luis, tachero de un radiotaxi que ya venía soportando la malaria antes del feriado bancario. “Hasta la semana pasada hacíamos entre 70 y 80 pesos por día, pero esta semana no hacemos más de 40. Y con eso hay que pagar el combustible, la radio y el alquiler del auto.” “Muchos dueños están difiriendo el cobro del alquiler para la semana que viene, porque la situación de los choferes es desesperante”, reconoce Marta Candia, de la empresa Taxi Ya.
En Radio Taxi Sur por ejemplo, la caída fue drástica: de 1500 a 1100 viajes diarios en una semana. “Clientes de hace dos o tres años nos piden pagar la semana que viene, pero no podemos aceptarlo –dice un vocero de la empresa–. Lo que venimos haciendo es aceptar cheques del corralito, por 100 o 200 pesos, como pago adelantado por los viajes de una quincena.” La ausencia de autos en las calles tiene su reflejo en las playas de estacionamiento. Un ejemplo dramático es Puerto Madero: el mismo lugar donde hace un año llegaban 1200 autos por día, pasó a tener 700, hasta la semana pasada, porque en esta no pasan de 500. “A la noche teníamos por lo menos 400 autos, gente que venía a comer. Ahora apenas llegan a 20”, dice el encargado de un estacionamiento cercano al Luna Park.
En la estación de servicio de Nazca al 2500 las colas del fin de semana ya son un recuerdo. “Desde el martes, la venta bajó un 50 por ciento”, dice el encargado. Hasta el subte tiene menos pasajeros que hace un año: 840.000 por día contra 950.000. Pero si esta semana no se notó la baja fue por el impacto de las tarjetas multiviaje o las de débito.